Vecinos de Periana denuncian la presencia de gran cantidad de moscas en algunas zonas rurales del pueblo

Residentes de la aldea de La Muela lo atribuyen al uso de estiércol animal como abono en algunas fincas y se quejan de que las administraciones no toman medidas, informa Diario Sur.

Aseguran que el problema es cíclico y que en zonas rurales como la aldea de La Muela esto es algo que se viene repitiendo desde hace dos años sin que las administraciones hagan nada para evitarlo, aún cuando este verano se ha acentuado. Residentes de esta aldea atribuyen la «plaga de moscas» al estiércol animal que se echa en algunas fincas como abono o algunas personas acumulan para moverlo de un sitio a otro. Aunque los vecinos han reclamado a diversas administraciones públicas una solución al problema, nadie les ha dado una respuesta, aún cuando aseguran que este año «la invasión de dípteros ha sido fuera de lo común. Ni los insecticidas, ni los atrapamoscas, ni diversas soluciones químicas, acaban con ellas», afirma un vecino de la aldea.



El propio alcalde de Periana, Rafael Torrubia, ha reconocido que es cierto que este verano está habiendo más moscas, de lo cual se han quejado los vecinos no sólo de La Muela sino también de otras aldeas como Vilo.

El regidor, que reside en una zona muy próxima a La Muela, asegura que desconoce el motivo de esta presencia de dípteros en algunas zonas rurales pueblo, por lo que el Ayuntamiento va a encargar un informe a un especialista para tratar de buscar alguna solución. «El estiércol del que hablan los vecinos está este año bastante lejos y lo cierto que cada año que pasa los agricultores utilizan menos productos químicos contra la mosca del olivo, lo que puede estar influyendo en esa mayor presencia», ha declarado el alcalde, para quien es exagerado hablar de «plaga».

Residentes de La Muela han asegurado sin embargo que las recogen a cientos cada día desde hace dos meses en el interior de sus casas, a pesar de que apenas abren las puertas de las casas. La mayoría de los residentes han optado por colocar tiras adhesivas y bolsas atrapamoscas, entre otros artilugios, y aunque caen, son tantas que los atrapamoscas apenas duran. «La invasión es tal que, si no se ve, no se cree», han afirmado.

«Están día y noche; tengo que fumigar mi casa todas las tardes porque se nos llena de moscas», ha afirmado otro vecino. Muchos han tenido que poner mosquiteras en sus casas, aunque sin demasiado éxito. «No se puede ni comer y los insecticidas se acumulan en casa», ha afirmado el mismo residente.

Ante esta situación reclaman a las administraciones que se impliquen en el asunto, que consideran tiene que ver con una mala praxis agrícola y con una cuestión de salud pública.




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