Los castillos recogen historias apasionantes y dan a los municipios en los que se ubican un toque de distinción. Este es el caso del pueblo almeriense de Vélez-Blanco, capaz de enamorarnos con su estructura urbana heredada de la época árabe, muy bien conservada y cuidada. Además de su fortaleza, destacan la Iglesia de Santiago Apóstol, el Convento de San Luis y los yacimientos en las Cuevas de los Letreros y de Ambrosio.
Vélez-Blanco está en la comarca de Los Vélez, en el extremo norte de la provincia de Almería y a 164 kilómetros de la capital almeriense. Se sitúa a 1.080 metros de altitud, en las estribaciones de la Sierra de María y frente a la Sierra de la Muela. Su extenso término municipal limita con la provincia de Granada y la Región de Murcia.
Estas tierras han sido lugar de asentamiento continuado desde los tiempos prehistóricos, siendo los romanos los primeros en instalarse en el cerro del castillo. En el período árabe aparece como una fortaleza inexpugnable por su solidez y por su doble recinto de murallas. Tras ser conquistada por los Reyes Católicos, el noble Pedro Fajardo y Chacón la convirtió en la capital del Marquesado de los Vélez durante el siglo XVI.
El casco urbano está dividido en dos partes separadas por el Barranco de la Fuente. La zona próxima al cerro del castillo se corresponde al Barrio de la Morería, compuesto por calles estrechas, irregulares y escarpadas.
Vélez-Blanco fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en el año 2002.
En la cima del promontorio está el impresionante Castillo de Vélez-Blanco. Fue mandado a construir por Pedro Fajardo y Chacón a principios del siglo XVI, tras su nombramiento como Marqués de los Vélez. Se levantó sobre los restos de una antigua e importante alcazaba islámica, que fue destruida casi en su totalidad. La construcción se inició con una primera fase de estructura gótica, pero pronto cambió a otra de estilo renacentista. Fue declarado Monumento Nacional en 1931.
El castillo se concibió como una fortaleza al exterior, pero con la distribución y función interior de un palacio. Así, uno de los espacios es una fortificación cuadrangular de formas extremadamente simples y cierto potencial artillero. Está unido mediante un puente levadizo con el palacio torreado, presidido por la gran Torre del Homenaje.
El palacio está organizado en torno a un Patio de Honor, una obra majestuosa en mármol blanco de Macael que es una joya de la arquitectura del Renacimiento Español. Por desgracia solo se conserva el exterior, ya que su magnífica decoración interior fue vendida a principios del siglo XX y hoy se expone en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York.
Bajando por el medieval Barrio de la Morería, nos llamará la atención los restos de la antigua Iglesia de la Magdalena. Solo se conserva la torre y parte de los muros, pero se sabe que este templo de estilo mudéjar fue erigido antes de 1515 por el hallazgo de una lápida con ese año.
En la calle Corredera se alza la Iglesia de Santiago Apóstol. El templo se levantó a lo largo del siglo XVI y conjuga los estilos gótico, mudéjar y renacentista. Tiene una clara impronta del norte de España y sur de Francia, y corresponde al modelo de nave única, con capillas donde se enterraban a los miembros de las poderosas familias locales, y contrafuertes exteriores. La torre-campanario, a los pies del edificio, es de planta cuadrada con dos cuerpos.
Esta calle es la que mejor refleja las características de la arquitectura civil velezana. La vivienda popular muestra una o dos plantas, mientras que las casas señoriales presentan tres plantas y más monumentalidad, siempre con una portada como elemento de prestigio. La decoración artística de estos edificios corresponde a los estilos barroco e historicista. Destaca la antigua vivienda de la familia Guirao y el Ayuntamiento, aunque éste es más reciente.
El agua es un elemento indispensable en la fisonomía de Vélez-Blanco y brota en muchos de sus rincones. Entre otros lugares, el casco histórico cuenta con la Fuente de los Caños de la Novia y la Fuente de los Cinco Caños, con su enigmática inscripción en latín. Hace referencia al mito de la fuente de Lete de la Antigüedad Clásica, como símbolo de la inmortalidad.
La parte norte de la localidad, separada del resto por el Barranco de la Fuente, tiene manzanas de cierto tamaño y forma más irregular. Justo en la entrada del barrio nos darán la bienvenida la Fuente de los Caños de Caravaca, con sus azulejos con motivos del Quijote y el escudo de Vélez-Blanco, y la Casa de los Arcos, una mansión señorial del siglo XVIII-XIX.
En esta parte del municipio el monumento más destacado es el Convento de San Luis. Fue construida a principios del siglo XVII, combinando los estilos mudéjar y renacentista. Muestra una sólida fachada de sillería, con una torre-campanario de ladrillo. Desde 1998 el templo no acoge a ninguna orden conventual. Ha sido restaurado y adaptado como escuela municipal de música y espacio cultural, quedando a la espera de la recuperación de la iglesia.
Muy cerca está la Ermita de la Concepción, fundada en el año 1577. Fue la sede de la comunidad franciscana que fundó el Convento de San Luis. Destaca la portada con los escudos señoriales y una inscripción conmemorativa. Desde 2006 es una galería y estudio de arte.
En el extremo norte del pueblo se localiza el Centro de Visitantes Almacén del Trigo. El edificio también alberga la Oficina Municipal de Turismo. Además de información de carácter ambiental y turística, conoceremos aspectos relevantes del Parque Natural Sierra María-Los Vélez, como las huellas impresas en pinturas, grabados, fortaleza y palacios que dejaron a lo largo de la historia las diversas culturas que pasaron por estas tierras fronterizas.
Vélez-Blanco también sobresale por la riqueza de sus yacimientos. Uno de los más importantes es el de la Cueva de Los Letreros, catalogado Monumento Histórico Nacional en 1924 y Patrimonio de la Humanidad en 1998. Contiene figuras rupestres de animales (cabras, ciervos, etc.) muy esquematizadas, así como de hombres y mujeres. En este abrigo rocoso se descubrió la figura del Indalo, hoy símbolo de la provincia de Almería. Otro espacio es la Cueva de Ambrosio, un yacimiento del Paleolítico Superior donde se han hallado manifestaciones plásticas que representan a varios caballos.
Nos despedimos de Vélez-Blanco en el Parque Natural Sierra María-Los Vélez, con cumbres que superan los 2.000 metros de altitud. Un lugar ideal para gozar de aires puros, de las aguas claras y de verdes espacios no contaminados. Para los amantes del senderismo se ofrecen rutas que revisten un encanto inigualable: miradores del Maimón Chico y del Peral, Sierra Larga, Las Muelas, Ribera de los Molinos, etc.
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