Las periodistas Ana Medina Heredia y Encarnación Llamas Fortes serán las ponentes de esta tercera de las cuatro charlas previstas en el ciclo.
La Magna de Vélez dejó entre sus estampas singulares a la Virgen de la Soledad procesionando al atardecer.
La Muy Antigua e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y San José del Carmen Vélez-Málaga, continúa con la programación de actos de conmemoración de su 75 Salida procesional, y retoma las jornadas de convivencia llamadas ‘Hablemos de Dios’.
Se trataría la tercera de las cuatro previstas, a modo de tertulias cercanas, abiertas y distendidas, para profundizar en algunos aspectos sobre “la fe y la vida cristiana, que conllevan ciertas lagunas o faltas de preparación religiosa”, tal y como señalan desde la cofradía.
“El papel del Laicado en la Iglesia” será el tema de la ponencia de este sábado, 22 de octubre, que correrá a cargo de Ana Medina Heredia y Encarni Llamas Fortes. Ambas desarrollan actualmente su labor en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga y además de ser licenciadas en periodismo también coinciden en haber obtenido el título Bachiller en Ciencias Religiosas por el Instituto de Ciencias Religiosas San Pablo de Málaga.
Se celebrará en los Salones JUFRA del convento de San Francisco, dando comienzo, al igual que las anteriores, a las 18 h., con entrada gratuita hasta completar aforo.
Para diciembre está prevista la cuarta jornada en la que se tratará “El contexto histórico de la Pasión de Cristo”, cerrando así estos ciclos que dieron comienzo en mayo hablando sobre “La mujer y las cofradías” y también se afrontaron “Los retos de la Iglesia en el siglo XXI” antes del verano.
Presencia en la Magna de Vélez
Nuestra Señora de la Soledad fue una de las 18 imágenes que recorrieron las calles de Vélez-Málaga en la tarde del ya histórico 15 de octubre en el que con motivo del 75 Aniversario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Vélez-Málaga se celebró una procesión única y extraordinaria, bajo la denominación de “Cristo, camino de Amor”. Entre las estampas singulares que ha dejado esta Magna, se encuentra sin duda el hecho histórico de haber visto a la Virgen de la Soledad en procesión al atardecer, puesto que la cofradía realiza su estación de penitencia en las primeras horas de la madrugada del Sábado Santo.
De forma excepcional para la procesión Magna, la Virgen de la Soledad ha contado con acompañamiento musical por primera vez en su historia. Este ha corrido a cargo de Ministriles Hispalensis, grupo que trata de recuperar los instrumentos, la sonoridad y el estilo interpretativo de las capillas instrumentales de los siglos XV al XVII. La base de su formación instrumental son los cornettos, chirimías, sacabuches y bajones, aunque se complementan con instrumentos de cuerda, tecla y percusión cuando el repertorio lo requiere, que sorprendieron y deleitaron a quienes contemplaban el paso de nuestra Madre por las calles de Vélez, que se prolongó durante 6 horas, hasta la una y media de la ya madrugada del domingo 16 de octubre.
Para la salida extraordinaria en la Procesión Magna “Cristo, camino de amor”, la Santísima Virgen de la Soledad estrenaba una indumentaria especial para esta ocasión, recordando la época de fundación y origen de la Cofradía en torno a la década de 1580 en el Convento del Carmen. Se ha recurrido a los modelos renacentistas e inspiración en los trajes de la Corte de los Austrias de la segunda mitad del siglo XVI. En concreto se sigue la línea de los vestidos de la Reina Ana de Austria o las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, esposa e hijas de Felipe II. Está confeccionado por la Camarera Mayor de la Virgen, Montserrat Muñoz Fernández, en diferentes tejidos, donados por varias hermanas. Las telas son brocadas de seda negra adamascada de telares valencianos, gasa negra y satén piel de ángel en tonalidad gris ceniza, variada pasamanería y cordoncillo, cenefa y galón en plata vieja. Portaba sobre su pecho el puñal estrenado la pasada Semana Santa, realizado en los talleres de Maestrante de Sevilla. Se trata de una daga realizada en plata, inspirada en modelos renacentistas del siglo XVI. La iconografía mariana de la Virgen de los Dolores o de la Soledad, interpreta literalmente la profecía que el ciego Simeón predijo a María, cuando acudió al Templo de Jerusalén para la ceremonia judía de la Purificación.
El manto, que también estrenaba, es de terciopelo ribeteado con pasamanería de lana y la estructura para dicho manto ha sido reformada. Predomina el color negro, propio de la Cofradía, con tonos serios y oscuros, pero que también reflejan la influencia de los gustos renacentistas marcados por la Corte Española de Felipe II, donde predominaba el negro, no solo como color fúnebre o de luto, sino como símbolo gravedad, de majestad solemne y sobria.