Descubren dos estelas religiosas del siglo XVIII en Nerja y Frigiliana

El investigador local Francisco Capilla sitúa en 1734 y 1788 la construcción de las piezas, para las que las asociaciones Entre Cañas y Taha piden su protección a los dos ayuntamientos.

Nerja alberga uno de los patrimonios históricos más ricos y variados de la provincia, entre los que destacan la Cueva y los numerosos restos de los ingenios y fábricas de azúcar, aunque están en su práctica totalidad en un estado de conservación lamentable. Sin embargo, la gran extensión del término municipal, con 85 kilómetros cuadrados, y la abundancia de fincas de cultivo, ha hecho que sigan apareciendo vestigios de un pasado remoto.



El investigador local Francisco Capilla ha estudiado dos estelas religiosas que fueron identificadas por primera vez hace apenas una década por los integrantes de la asociación La Volaera, publica Diario Sur. Se trata de dos pequeños monumentos, ubicados en el límite entre Nerja y Frigiliana, en la margen derecha del río Chíllar, que, aunque en muy mal estado de conservación, «permanecen como hitos antaño sacralizadores de esta parte del territorio». «Una, junto a un camino, en el término de Frigiliana, a la que llamaremos Estela de la Inmaculada Concepción, y otra en una acequia, en el de Nerja, a la que denominaremos Estela de la Cruz (o de la Acequia), por los motivos iconográficos representados en ellas», cuenta el doctor en Historia.

Según Capilla, la existencia de estas estelas se explica en el contexto de la religiosidad barroca que durante los siglos XVII y XVIII «impregnaba todas las manifestaciones de la vida: los actos, los trabajos, los rituales y las ceremonias se ordenaban según el año litúrgico y las solemnidades cristianas». «El espacio tanto urbano como el rural, estaba salpicado de múltiples elementos protectores de simbología religiosa ante los que se santiguaba, se oraba, se rogaba y se hacían genuflexiones en un ritual continuo», cuenta.

De esta forma, según Capilla, «había cruceros en los caminos, estelas votivas, ermitas rurales, capillas callejeras, hornacinas, cruces señalando las estaciones del viacrucis en una especie de traslación a las ciudades y pueblos de la Vía Dolorosa de Jerusalén». «Se bendecían los campos, las aguas, el inicio de la zafra en los ingenios azucareros… Todo, absolutamente todo, tanto la vida como la muerte estaban bajo la influencia de la religión y bajo el control de la Iglesia, y los símbolos religiosos eran omnipresentes», sostiene el historiador.

En su trabajo Capilla ha conseguido identificar los elementos de la primera estela que aún pueden leerse, entre ellos el año 1788. «Hay un dato que podría estar relacionado con la estela que está recogido en las actas municipales del Ayuntamiento de Nerja de ese año. En junio de 1788 se recibía una carta de Manuel Sisternes y Feliu, fiscal del Supremo Consejo y Cámara de Castilla, dirigida a los concejos de Torrox y Nerja instándoles a que ‘compongan los caminos de su término, hasta incorporarse en el de Almuñécar’, en cumplimiento de las órdenes dadas por el conde de Floridablanca, secretario de Estado y del Despacho», describe el autor en un artículo publicado en su blog personal.

El estado de la estela en general y de su decoración en particular es pésimo, habiéndose perdido gran parte de ella. «Conforme pasa el tiempo el deterioro se agrava», por lo que el investigador, al igual que ha hecho la asociación Taha de Frigiliana, «urge que el Ayuntamiento de Frigiliana tome cartas en el asunto y asegure su preservación y valoración, incorporándola a los instrumentos de protección con que cuenta el municipio y promoviendo una intervención en ella». «Ahora quizá sea posible, mediante las técnicas adecuadas, recuperar la lectura del texto, si no completo, al menos en una cantidad mayor», sostiene Capilla.

Relación con el ingenio de San Antonio Abad

En cuanto a la segunda estela, está situada en el cajero izquierdo de la acequia de Enmedio, a pocos metros de su cabecera, y tenía un carácter protector y sacralizador de las aguas que fluían por ella, en algunos lugares se bendicen las aguas de las acequias sumergiendo en ellas el pie de una cruz de orfebrería a la que se tiene especial devoción«. Según cuenta Capilla, hasta el siglo XX, en que se instaló la distribución del agua a través de tuberías, el agua que se bebía en Nerja era conducida al pueblo a través de acequias a cielo abierto, »por lo que la transmisión de enfermedades y epidemias estaban a la orden del día«, dice.

«Por tanto, con la instalación de la estela se pretendía que las aguas estuvieran bendecidas por el símbolo que contiene, garantizando el riego de los campos y asegurando el consumo humano y el funcionamiento de las manufacturas», añade el doctor en Historia, quien entiende que, «de alguna manera, habría que conectar esta estela con el ingenio azucarero San Antonio Abad de Nerja, que funcionó entre 1591 y 1869».

En 1734 se documenta una obra en el ingenio, la elevación del muro que sostenía el canal que conectaba la acequia con la voladera. «En dicho muro, incisos, están la fecha, los nombres de los albañiles y una decoración formada por olas, barcos de vela, lágrimas, peces y sendas cruces: una con peana y otra idéntica a la que figura en la estela. Es posible que en aquella fecha, en todo caso en la primera mitad del siglo XVIII, se acometiera la renovación de la acequia, interviniendo en las obras los mismos alarifes que trabajaron en el ingenio», argumenta el autor.

A su juicio, el antiguo ingenio, propiedad de la sociedad Larios, «es otro elemento del patrimonio histórico y cultural de Nerja cuya conservación y valoración, así como los del sistema hidráulico del que forma parte, corresponden a su ayuntamiento, que debiera incorporarlos al inventario de bienes culturales del Plan General de Ordenación Urbana».




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