Esta información muestra que durante el pasado año, la contaminación atmosférica se ha mantenido en general estable, con una reducción general de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) pero ascensos de los de partículas en suspensión (PM10 y PM2.5) y dióxido de azufre (SO2), mientras la contaminación por ozono troposférico se ha mantenido estacionaria. El resultado global ha sido una ligera mejoría de la situación, con una menor población y territorio afectados por la contaminación.



El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por la Unión Europea. De acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó en 2019 a 44.2 millones de personas en España, el 94 % de su población, así como a 444. 000 kilómetros cuadrados, el 88 % del territorio.

Las bajas precipitaciones y la estabilidad atmosférica de los primeros meses del año han aumentado los episodios de contaminación. El otoño, en cambio, ha resultado inestable y húmedo, favoreciendo la dispersión y deposición de los contaminantes típicamente invernales.

El ozono es el contaminante que presentó un año más una mayor extensión y afección a la población, con unos niveles que se mantienen estacionarios y según el territorio. La organización asegura que esto se debe al incremento de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor) durante el verano.

Las partículas (PM10 y PM2.5), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2) en el aire afectaron a dos tercios de la población del Estado. Barcelona, Granada y Madrid siguieron incumpliendo los límites legales de NO2, por lo que la Comisión Europea denunció a España ante el Tribunal Europeo de Justicia.

Ecologistas en Acción asegura que la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden. Cada año se registran alrededor de 30 000 muertes prematuras en el Estado español por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50 000 millones de dólares al año, un 3.5 % del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.