Ecologistas piden mantener el vertido de aguas residuales depuradas al cauce bajo del río Vélez para mejorar la biodiversidad

GENA destaca que el entorno alberga más de 250 especies de aves, por lo que solicita una mayor protección medioambiental

El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción) ha presentado ante la Demarcación de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas, un organismo dependiente de Junta de Andalucía, un escrito en el que solicita que se establezca en el tramo bajo del río Vélez un caudal a base de vertidos de aguas residuales depuradas en la estación depuradora, que normalmente se vierten al mar por un emisario submarino. Desde el pasado julio se está vertiendo este agua depurada debido a unas obras de reparación de la infraestructura, lo que ha llevado a que aumente la biodiversidad de la zona.



Según Diario Sur, esta asociación lleva «muchos» años reclamando una mayor atención, tanto por parte de las autoridades regionales, como las municipales, sobre este tramo bajo del río Vélez, que para el municipio representa «el único espacio natural de titularidad pública y donde clásicamente se creaban ecosistemas fluvio-terrestres, con sus márgenes provistas de una frondosa vegetación de álamos blancos, sauces, adelfas, tarajes y fresnos y, en la zona del delta una importante fauna de vertebrados, especialmente aves», han explicado en un comunicado.

Sin embargo, a lo largo de los últimos 40 años, «y de manera más acelerada en los últimos decenios, estamos asistiendo a una progresiva degradación de este espacio, en el que se ha estado eliminando sistemáticamente los sotos para aprovechar el terreno de la zona de servidumbre para cultivos hortícola y, en los últimos años hortofrutícolas». De hecho, según GENA, han constatado que, desde que se construyó el embalse de La Viñuela, a finales de los años ochenta y el Plan Guaro de regadío, el río Vélez ha ido perdiendo progresivamente su caudal mínimo, hecho que ha supuesto la pérdida de los hábitats y los propios de los sotos, por desecación, y su fauna asociada«.

Paralelamente, y tal como los ecologistas han denunciado «en reiteradas ocasiones», el cauce se ha venido usando como infraestructura vial para todo tipo de vehículos, incluidos camiones, y también como vertedero de todo tipo de basuras: escombros, muebles, electrodomésticos, etc., todo lo cual contribuye a la mencionada degradación. «Todo ello repercute de forma aguda en el delta del Río Vélez, espacio incluido en la Red de Humedales de Andalucía, donde se congrega una rica avifauna que en el último inventario realizado en 2021 registra un total de 251 especies».

25.000 ejemplares de gaviota cabecinegra

De esta cantidad, 61 especies son sedentarias, 40 estivales, 44 invernantes, 45 en pasos y 28 accidentales, siendo especialmente relevante la presencia de hasta 101 especies nidificantes, parte del dormidero de gaviota cabecinegra, con 25.000 ejemplares en la franja marina, «hecho por el cual el lugar es merecedor, al menos, de la categoría de ‘Zona de Importancia para Aves‘, sobre lo que estamos trabajando actualmente», han apostillado desde GENA.

Sin embargo, en los últimos años aseguran haber sido testigos «de una progresiva rarificación de muchas especies, antes abundantes y constantes, lo que atribuimos a la ausencia de un cauce mínimo que asegure la biodiversidad de invertebrados y vertebrados que normalmente representa la única fuente de nutrientes para la avifauna». «Este proceso se acelera por la desecación del cauce del río ya que, el llamado ‘caudal ecológico’, que teóricamente se intenta cubrir, siguiendo la Directiva Marco del Agua, mediante un desembalse mensual, que no contribuye al mantenimiento de los mencionados ecosistemas fluviales», han descrito.

El motivo es que, según GENA, antes de llegar a la zona de Vélez «la mayor parte del caudal desembalsado se filtra al acuífero detrítico, muy desecado por los excesos de bombeo para los cultivos subtropicales, y que a la postre significa que las aguas destinadas al mantenimiento de los ecosistemas fluviales, en realidad son utilizadas también por los agricultores, a través de los mencionados bombeos desde la infinidad de pozos existentes en este acuífero detrítico».

Sin embargo, durante el pasado mes de julio del presente año, GENA ha sido testigo de un vertido continuado de aguas residuales depuradas en la depuradora de Vélez-Málaga, «al parecer, según nos han indicado, porque la tubería que hace de emisario submarino está siendo reparada», han descrito. Esta asociación ha podido comprobar que estas aguas residuales, depuradas hasta un secundario, «parece que están en buen estado, puesto que no huelen y parecen limpias, no forman espumas y permiten el desarrollo de especies como la lenteja de agua y los berros», han apuntado.

«No presentan una contaminación importante»

Por lo tanto, desde GENA han considerado que estas aguas «no presentan una contaminación importante y en todo caso afectaría a pozos de riego, ya que el agua potable de la población se adquiere por la red general tras pasar por la potabilizadora». Además, han comprobado que «la presencia de este pequeño cauce de aguas residuales depuradas, vertidas al río, ha frenado el gravísimo proceso de desecación de la vegetación de ribera, y está atrayendo a muchas más aves, y el regreso de especies como el chorlitejo chico, la lavandera boyera, andarríos, archibebes, cigüeñuelas, moritos, garzas, garcillas cangrejeras y un buen número de gaviotas reidoras, entre otras, y además se puede constatar una mayor frondosidad de los árboles de las márgenes fluviales».

«De algún modo se ha restablecido el humedal del delta del río Vélez, por lo que hemos solicitado a la autoridad del dominio público hidráulico, que estudie la posibilidad de modificar el régimen usual de vertido de aguas residuales depuradas de la EDAR de Vélez-Málaga al mar, a través de un emisario submarino, para que éstas sean vertidas directamente al cauce del río Vélez y, de este modo, se contribuya a mantener el caudal ecológico que le corresponde según normativa europea y estatal, y con ello al mantenimiento de los ecosistemas de ribera y del cauce, y el mantenimiento de la avifauna propia de este delta».

Al mismo tiempo, esta medida supondría, a juicio de GENA, «prescindir del emisario submarino, que como es sabido suele partirse en los temporales marinos y necesita altos costes de reparación». «También frenaría el continuo trasiego de vehículos, personas y ganado por el cauce del río Vélez. Las consecuencias sanitarias en las playas colindantes con la desembocadura son mínimas, máxime si tenemos en cuenta que, no sólo la mayor parte del agua se filtra y la que sale ha sido limpiada de forma natural, y en todo caso afectaría a playas que no son aptas para baño, una de de las cuales es una playa canina», han finalizado.




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