Pueden propagarse con facilidad al compartir ropa y toallas y si no se eliminan pueden durar hasta dos años, informa Diario Sur.
Es tiempo de piscinas y éstas plantean riesgos para la salud, al margen del coronavirus. El verano es el momento perfecto para la proliferación de infecciones por un poxvirus que se coge en las piscinas o por contacto con otra persona que ya esté contagiada. Los moluscos son una especie de granitos o bolitas de consistencia firme, rosada, de uno a cinco milímetros de tamaño, no son muy molestos, pero sí muy contagiosos.
Este virus suele darse más en niños, sobre todo con piel atópica o piel más seca, producida por alguna dermatitis. También suele aparecer en adultos inmunodeprimidos o pacientes con VIH.
La doctora Ana Márquez, dermatóloga de Hospiten Estepona, explica que los moluscos «son como un granito que no se quita, que no evoluciona y tiene propensión a propagarse de un lugar del cuerpo a otro y es en este punto cuando los padres se alarman y nos consultan«. Si no se actúa, la infección puede durar hasta dos años.
Lo normal es que esta infección sea asintomática, «pero hay veces que los granitos se irritan y se infectan y tienen pus», señala la dermatóloga. Hay veces que los moluscos evolucionan y los niños se pueden llenar de verrugas, por lo que hay que actuar para erradicarlos.
Estos virus se eliminan, o bien con la aplicación tópica de alguna sustancia ácida cuya función es secarlos, y que puede administrarse en casa o en la consulta, o se raspa, sin dolor, con un instrumento filoso.
Para prevenir el contagio, la experta recomienda que no se comparta la ropa, ni las toallas; evitar sentarse en el borde de la piscina; cuidar la piel con productos no irritantes e hidratarla correctamente; es preferible duchar a los niños antes que bañarlos y, si presenta síntomas de la infección, es mejor evitar que realice actividades de contacto con otros niños.