‘Un robado’ a la subdelegada del gobierno de Málaga en la Cueva de Nerja

«Un robado» es una expresión del mundo de la prensa rosa que se usa cuando se hace una fotografía a una celebridad sin su conocimiento. Es decir, es lo contrario al posado, donde se reconoce la voluntariedad de alguien en salir en una foto con la mejor postura pensada para la ocasión.

Aunque en fotografía hay muchas formas de explicar historias, tantas como fotógrafos y fotógrafas empuñando sus cámaras, de todas ellas, los robados son los que mejor permiten captar la esencia del instante que sucede ante nuestra mirada. Cuando aprietas el obturador, detienes el tiempo y a la persona fotografiada en un instante que no volverá a ser.



En la actualidad política, también existen ‘los robados’. Los medios de comunicación, cansados siempre del responsable de cuidar la imagen del político de turno para que le saquen siempre su mejor perfil, buscan constantemente ese instante que traslade con solo una imagen ‘auténtica’, toda la esencia de la noticia.

No obstante, los robados a los políticos no les suelen dejar en buena situación. Son fotografías, en la mayoría de los casos, que más bien acaban en la página de sucesos. Salvo, claro, los ‘robados posados’. Es decir, esos que parecen que son naturales pero que están calculados al milímetro para eso, para que lo parezcan sin serlo. En la jornada de reflexión de cualquier campaña política encontraremos cientos de ejemplos.

Sin embargo, este robado a la Subdelegada del Gobierno en Málaga, María Gámez Gámez, es real como la vida misma. Nos llamó mucho la atención ver a toda una representante del gobierno de España en la provincia de Málaga como, durante la celebración del 60 Aniversario de la Cueva de Nerja, cuya Fundación preside, aprovechó los instantes que el protocolo le permitió para ponerse a despachar otros asuntos, suponemos que importantes para los malagueños.

No pidió un despacho, ni puso a nadie a trabajar. Ella misma se sentó a la intemperie (les aseguro que hacía frío), sacó su agenda y móvil en mano, empezó a gestionar asuntos, suponemos relevantes.

A lo mejor, mañana los periódicos de Málaga anuncian con grandes titulares que uno de los grandes problemas de los malagueños se ha resuelto. Los que los leamos pensaremos, que como es habitual, para ello habrán sido necesarias muchas reuniones en grandes salones de hermosa decoración y con todo tipo de comodidades. Pero, quién sabe, si sólo hizo falta sentarse un momento en un banco para hacer una llamada en el momento justo.

Aunque la percepción de los ciudadanos, y con razón, no es esa, la vocación de servicio público por la satisfacción de ver resueltas las necesidades individuales y comunitarias permanece intacta en muchos de nuestros representantes políticos. Algo que debería ser absolutamente normal y por lo tanto no noticiable, pero que, en los tiempos que vivimos, no viene mal recordar de vez en cuando.



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