El Metro de Málaga destruirá los restos del siglo XI junto a El Corte Inglés

La delegada de Cultura, también de Fomento, dice que el hallazgo «afecta al 100% de la obra». «No hay nada de calado suficiente para paralizarla o tomar medidas de otro impacto», añade

El siempre difícil equilibrio entre la apuesta por la modernidad y la salvaguarda del patrimonio de siglos pasados vive estos días un nuevo episodio de entidad en el marco de las obras del Metro de Málaga en la Avenida de Andalucía. Un pieza del recorrido final del suburbano más sensible si cabe por la demora de años que acumulan los trabajos de ejecución de la infraestructura y por el compromiso de los nuevos responsables de la Junta de Andalucía de liberar la superficie de esta zona en el primer trimestre del año que viene.



El cumplimiento de estas premisas entra en conflicto con la posibilidad de diseñar un plan de intervención que posibilite la protección de lo que desde mediados del pasado mes de marzo están sacando a la luz los arqueólogos: la Málaga musulmana del siglo XI. En concreto, se trata de estructuras de viviendas de la época, así como calles y viarios. Todo ello, según informaron a este periódico fuentes próximas a la iniciativa, salvo alteración significativa de la estrategia planificada, serán «arrasados».

Aunque la decisión final queda a expensas de los informes que aún tiene que emitir la Delegación de Cultura, cuya responsable territorial es la misma que asume los asuntos de Fomento, que a su vez acomete la obra del suburbano, la prioridad de la Administración regional pasa por adelantar en lo posible la terminación del tajo ahora en marcha.

Preguntada por la posición de Cultura ante la aparición de estos restos, la responsable del departamento autonómico en la provincia, Carmen Casero, no dejó mucho lugar a la duda. «Allí no parece que haya nada de calado suficiente como para que haya que paralizar la obra o tomar medidas de otro impacto», afirmó, subrayando que la dimensión de los restos hace que afecte totalmente al tramo del suburbano.

«No vamos a negar que esos restos afectan al 100% de la obra, su incidencia es completa, no es que haya un tramo del 20% afectado, es el 100%», dijo Casero, quien, a pesar de ello, admitió que será en función de las conclusiones de los técnicos cuando se adopten las decisiones, caso de «conservar custodiados en algún sitio lo que se considere; el interés público primará siendo compatible con el trabajo de los arqueólogos». «No por correr más se está haciendo más a la ligera», apostilló.

El pasado martes fue cerrado uno de los dos puntos en los que se han venido desarrollando las labores de excavación arqueológica en el último mes y medio. De acuerdo con la información oficial aportada por la Junta, las estructuras encontradas fueron cubiertas con mallas de geotextil y tierra. Pero, de acuerdo con la información manejada por Diario Sur, el proyecto constructivo no hace compatible el mantenimiento de los restos con la ejecución del paso soterrado. Cabe recordar que allá por el año 2011, con Enrique Salvo como director del proyecto, se manejó la posibilidad de exponer parte de los restos dentro de la estación Guadalmedina.

De acuerdo con las fuentes consultadas, salvo las cerámicas y otros elementos muebles que sean encontrados, todos lo demás «será destruido». El retraso que acumula esta parte del ferrocarril urbano y la existencia de un compromiso contractual con la concesionaria encargada de su explotación comercial para que los trenes lleguen al Centro como muy tarde en noviembre de 2020 eleva la presión sobre el desarrollo de la infraestructura.

Otros expertos diferenciaron lo que ahora se está encontrando con lo que años atrás se halló en los trabajos realizados en la Plaza Albert Camus. «En la Avenida de Andalucía es como si te sale calle Granada en el siglo XI», apuntaron, concluyendo que si no se tratase de la obra del Metro muy probablemente «se harían visibles o se crearía un espacio en la zona».

Los mensajes lanzados desde meses atrás por los máximos responsables de la Junta, caso del presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, y del consejero de Presidencia, Elías Bendodo, son fieles exponentes del escenario en el que se mueve en este momento la actuación. Ambos vienen subrayando la apuesta por acelerar el ritmo de actuación, llegando a asegurar que el mismo ya se alarga hasta las 24 horas durante buena parte de la semana en varias fases de la obra.




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