La zona de producción fue abierta el lunes después de dos meses de veda y se cerró ayer sólo 24 horas después, tras conocerse el análisis de los muestreos, publica Diario Sur
Comienza el verano y los problemas de toxinas en los caladeros naturales de marisco de la provincia. La Junta de Andalucía cerró ayer la zona de producción comprendida entre Málaga y Río Vélez tras haber detectado E-coli en dicho caladero. El cierre afecta tanto a la coquina como a la concha fina. La pesca de la chirla está prohibida desde marzo tras haberse superado el cupo para todo 2019. Se da la circunstancia de que el cierre de este caladero se produce apenas 24 horas después de que la Junta decidiera abrirlo este lunes, una semana después de que finalizara la veda para esta especie (el 30 de junio), debido a que fue imposible tomar las muestras necesarias.
De las nueve zonas de producción de marisco que existen en el litoral malagueño, esta es la segunda que se encuentra cerrada por E-coli. Con anterioridad ya estaba cerrada por este mismo motivo la comprendida entre Torre de la Sal y Guadalmansa, en la Costa del Sol occidental. En esta zona, además de estar prohibida la captura de coquina y concha fina, el cierre afecta también a busano y cañailla.
La flota de Caleta de Vélez dedicada a la coquina lleva sin poder capturar esta especie desde el 1 de mayo de este año. Aunque la veda concluyó el 30 de junio, el pasado 1 de julio sólo se permitieron las capturas de esta especie en cinco de las nueve zonas de producción. Las cuatro restantes han permanecido cerradas hasta este lunes. Finalmente, en tres de ellas la Junta autorizó que se volviera a pescar coquina. Sin embargo, la flota no ha tenido tiempo para poder iniciar las capturas. Debido al mal tiempo y al fuerte oleaje de los últimos dos días las embarcaciones no han podido faenar. El puerto más afectado es el de Caleta de Vélez, ya que el cierre de la zona afectada por E-coli es uno de sus mejores caladeros.
Los marisqueros temen que este verano sea igual de «negro» que el pasado. La campaña estival de 2018 fue muy dura para el sector marisquero malagueño. Las embarcaciones dedicadas a la chirla, la coquina y la concha fina se vieron obligadas a permanecer amarradas desde mediados de julio como consecuencia de los altos niveles de toxinas –un fenómeno natural causado por microalgas arrastradas por las corrientes y que alcanzan a los moluscos que se alimentan por filtración–, hasta que a finales de agosto se pudieron reanudar las capturas en algunos de los caladeros para algunas especies.
Vertidos de agua
La patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez, María del Carmen Navas, ha manifestado que no logra entender cómo se ordena la apertura el lunes y se cierra al día siguiente cuando no ha mediado ninguna muestra nueva. «Nos dicen que los resultados de los análisis han dado E-coli y que por ello se han cerrado y que la depuración a la que estamos obligados a someter a los moluscos bivalvos no elimina esta bacteria, motivo por el cual se ha cerrado», ha declarado Navas, para quien detrás de esta situación se encuentran los vertidos de agua mal depurada en tierra. En este sentido, la patrona mayor ha reclamado a las administraciones públicas que se tomen en serio la depuración de las aguas fecales de las poblaciones del litoral.
El Servicio de Inspección Agroalimentaria de la Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía, (AGAPA), que es el organismo responsable de la ejecución de los muestreos para comprobar el estado sanitario de las zonas de producción de marisco, ha anunciado que hoy volverá a tomar nuevas muestras para realizar nuevos análisis de biotoxinas y microbiológicos, ya que los últimos obtenidos y que han causado el cierre son anormalmente altos. Si se repitieran los resultados, el cierre del caladero se podría alargar 20 días.
