La escuela de pilotos de la academia de Vélez-Málaga también es objeto de afirmaciones sin base científica.
Comentarios como este son prácticamente inmediatos en las noticias y publicaciones de redes sociales ante la previsión de lluvias: “Nos fumigan como a cucarachas; lo tengo grabado”. O bien, “la culpa de que no llueva la tienen los aviones”. Incluso las avionetas, muy presentes en los cielos de Vélez-Málaga y la Axarquía. “Aquí no quieren que llueva” es otra de las respuestas más repetidas, así como otras tipo “eso no son nubes, es veneno”, en referencia a las estelas de los aviones conocidas como ‘chemtrails’. Sin embargo, la realidad es tozuda, y nada de esto tiene base científica alguna. Lo que sí es cierto es que las teorías de la conspiración se multiplican ante la situación de grave sequía que viene padeciendo la comarca de la Axarquía.
Como se ha reiterado en numerosas ocasiones en diversas publicaciones científicas de gran prestigio y han publicado medios de comunicación nacionales e internacionales, ni nos están fumigando, ni nos están esterilizando, ni existe un control del clima para provocar sequía alguna. Los ‘chemtrails’ son, simplemente, estelas de condensación que se producen por la interacción de los gases que expulsan los aviones con los de la atmósfera, y llevan toda la vida entre nosotros.
El astronauta, ingeniero aeronáutico y exministro de Ciencia, Innovación y Universidades del Gobierno de España, Pedro Duque, se ha cansado de repetirlo en sus redes sociales: “Pues no señor, los #Chemtrails no existen. En los aviones de línea no ponemos química para controlar el clima y punto. Ya vale con esto”. Es más, llegó a publicar que las estelas de los aviones están hechas prácticamente “de agua pura”, explicando también en otra ocasión que “los aviones dejan estela persistente o no dependiendo de la humedad, ya que es agua”, y que “depende de si esta se hiela o no”.
Efectivamente, esas estelas se pueden definir como nubes lineales de hielo producidas por el escape del motor de un avión o por cambios en la presión del aire, habitualmente a altitudes de crucero de varios kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Así, en función de la temperatura y la cantidad de humedad en el aire, estas estelas se evaporan rápidamente cuando la humedad es baja o permanecen más tiempo e incluso crecen si es más elevada.
Pero al margen, ¿existe alguna técnica de modificación artificial del tiempo? Pues la respuesta es que, para provocar sequía, en absoluto. Más bien al revés. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya aclaró en su momento que no hay que confundir la siembra de nubes y otras técnicas similares de modificación artificial del tiempo con las estelas de condensación de los aviones. De hecho, esa “siembra” tiene una eficacia muy limitada en España y se utiliza desde tierra para evitar grandes granizadas. En ningún caso se usa para disipar nubes ni estas prácticas son causantes “del verdadero” cambio climático.
Las denuncias
El hartazgo de Aemet por las acusaciones infundadas sobre las estelas de los aviones para “fumigar” o provocar sequía llegó hasta tal punto a finales de 2023 que sus responsables llegaron a denunciar judicialmente a un conspiranoico. Éste remitió un correo electrónico a la agencia con el texto “Se acabó fumigaciones químicas. Sociatas asesinos. Genocidas. Cuando la sociedad sepa la verdad os van a matar a todos”. La respuesta de Aemet fue fulminante: “Pedimos una reflexión. La ignorancia y el miedo son los grandes aliados de la manipulación. Generar y compartir mensajes de odio alimentado de mentiras provocan esto. ¿A quién beneficia? Hemos anonimizado el remitente y el tiktoker que menciona. El caso está denunciado”.
Y no se trata del único que ha llegado a los juzgados. Por ejemplo, en julio de 2023 la Fiscalía de Medio Ambiente de Barcelona archivó una serie de denuncias por ‘chemtrails’. Y lo hizo de una forma muy contundente: “Es teoría de la conspiración”. Anteriormente, en mayo de ese mismo año pasado, la Fiscalía de Madrid recibió más de 50 denuncias y las archivó todas con la conclusión de son “nubes de hielo”. Mucho antes, en 2017, la Guardia Civil ya publicaba en sus redes sociales que “los #chemtrails son un #bulo. Nos encantan vuestras fotos, pero las rayas en el cielo no son fumigaciones. #StopBulos”.
Fuera de este ámbito de los ‘chemtrails’, aunque dentro de la conspiración climática y en el terreno más ideológico y político, no faltan otras “teorías” sobre embalses derruidos y vaciados, “geoingeniería” para que llueva en Marruecos y no en España o el proyecto HAARP para controlar el clima. Son sólo algunas de las que circulan cíclicamente, pero esos bulos (‘fake news’ o noticias falseadas) ya son harina de otro costal y forman parte, sobre todo, de intentos de desgaste al actual Gobierno de España desde la ultraderecha. De cualquier modo, las principales causas de la sequía siguen siendo la crisis climática, el aumento del consumo por los cultivos de regadío y el agua de boca y el propio clima mediterráneo.
Las avionetas en Vélez y la Axarquía
¿Y qué hay sobre las avionetas que sobrevuelan continuamente los cielos de Vélez-Málaga y la Axarquía? La respuesta, en este caso, es aún más sencilla. Los vuelos de estas avionetas forman parte de las prácticas de la escuela de aviación Aerodynamics Academy, un centro de formación aeronáutica con instalaciones únicas en Europa y con sede en la capital de la Axarquía.
Aerodynamics Academy ofrece una amplia variedad de cursos de formación de pilotos con el aval de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Entre ellos, curso de piloto de aerolíneas y transportes, de piloto comercial o de piloto privado, a modo de ejemplo. De hecho, es la escuela de aviación más grande de España y un centro examinador oficial certificado por Austro Control. De ahí que se suelan ver sus avionetas a diario en los cielos de la Axarquía. Y no, tampoco “fumigan” ni disuelven nubes; es un bulo más local. O cuando llueve es porque “los avioncitos no han salido hoy”, como sostienen algunos usuarios en redes sociales. Más bien, es todo lo contrario: en condiciones meteorológicas adversas no se realizan prácticas de vuelo.
¿Por qué creemos las noticias falseadas?
“A la gente la verdad le importa un pito”, sostiene Ramón Nogueras, psicólogo y autor del libro ‘Por qué creemos en mierdas: Cómo nos engañamos a nosotros mismos’ (Kailas Psicología – 2020). En el mismo explica que “procesamos la información de una manera que está lejos de ser objetiva porque, en definitiva, buscamos creer lo que queremos creer”. Nogueras, en una entrevista concedida a El Confidencial, aseguraba que la idea de los bulos es “apelar a la emoción e impedir en lo posible que te pares a reflexionar”. También apuntaba que “el pensamiento conspiranoico ayuda a reducir la incertidumbre (…) es una mezcla de calmar la ansiedad de las cosas que no entendemos, el refuerzo social que supone pertenecer a un grupo y la superioridad respecto a la gente que no comparte tus ideas”.
Por su parte, Óscar Vilarroya, profesor de Neurociencia en la Universidad Autónoma de Barcelona, asegura en su libro ‘Somos lo que nos contamos (Ariel – 2019)’ que los humanos “siempre necesitamos una explicación, por incierta o fantasiosa que parezca”. En un artículo firmado por Carlos Manuel Sánchez en El Correo, se expone que las ‘fake news’ están “al servicio de la manipulación y el engaño”, o que “son relatos que se alimentan de las emociones más peligrosas, como el miedo y la ira”. ¿Y por qué funcionan? “Por la misma razón que te enamoras”, deja entrever en su artículo; por una “cascada de fenómenos psíquicos y biológicos que cambian radicalmente nuestra manera de percibir la realidad”.
El futuro
Pues bien, postulados aparte, de vuelta a casa (y a la tierra), de las obras hidráulicas que se están acometiendo vía urgencia por la Junta de Andalucía (55 millones de euros ejecutados para obtener 32,5 hectómetros cúbicos extras de agua para riego y abastecimiento en la Axarquia y con el inicio de la construcción de la anunciada desaladora del Gobierno central aún el aire), el panorama sigue siendo desalentador. Y eso, como es obvio, queda completamente fuera de las teorías de la conspiración.
Esta comarca, Andalucía entera, padece la sequía más larga desde 1961, según datos recientes de Aemet. A día de hoy, el embalse de La Viñuela necesitaría multiplicar por siete sus reservas actuales para salir del nivel de sequía grave. Es, sin duda alguna, la realidad a la que nos enfrentamos. Una realidad, esta sí, “fumigada” a diario en el cielo sobre nuestras cabezas.