
Se tuvo que marchar a su país mientras dos personas, que ahora han sido condenadas, vendieron sus tierras
El matrimonio danés era propietario de la finca Pastor en Torrox en la que residía. Por motivos de trabajo, en 1995 tuvieron que regresar a su país de origen durante un tiempo. Siete años después, ordenó a su abogado ir a pagar el recibo del IBI de manera presencial, descubriendo que su finca de más de 16 hectáreas no le pertenecía desde hacía un tiempo.
Ahora, dos personas acaban de ser condenadas por la Audiencia Provincial como responsables de un delito continuado de estafa y un delito continuado de falsedad en documento público.
Esta es la historia que publica el Diario Sur y en la que afirma que la sentencia explica que los dos procesados se pusieron de acuerdo hacia el año 2000 para modificar la titularidad de la finca. Uno de ellos confeccionó un contrato privado falsificando la firma del propietario.
Sin que el matrimonio danés se enterase de nada, siempre según Diario Sur, el procesado que había adquirido la finca y la había aportado a la Sociedad de Gananciales que tenía con su esposa, se la vendió al otro acusado, quien acabó inscribiéndola a su nombre en el Registro de la Propiedad.
Posteriormente, continúa el rotativo, dividió la finca en siete parcelas y las vendieron a un promotor inmobiliario británico. En la resolución se explica que, aunque no se puede determinar con precisión el precio total abonado en la compra, sí se estima que se situase en torno a 380.000 euros, cuando la finca fue tasada en más de dos millones de euros.
A los acusados se les ha impuesto un año y seis meses de prisión, el primero, y dos años y siete meses, el segundo, además de declarar la nulidad de todas las escrituras, por lo que, 15 años después, el matrimonio danés, podrá volver a tomar posesión de sus tierras.