«Probé sonido un minuto antes de empezar a cantar y no me escuchaba«, ha explicado. A pesar de llevar 20 minutos tras el escenario, solo se dieron cuenta del problema con la petaca y el In-ear a pocos segundos de salir al escenario. «Quizás se hubiera probado antes, no hubiera pasado esto», se ha lamentado.



«Pasé un minuto de ansiedad pura en la que la gente no entendía por qué yo no me escuchaba», ha continuado narrando: «Decidieron a 30 segundos abrirme el traje entero que estaba cosido para la actuación y no se podía abrir. Me lo tuvieron que descoser y no sé lo que hicieron, pero conseguí escucharme».

«Llegué con toda la ansiedad al escenario», ha reconocido. Y, por si no fuera poco, no se escuchó como debía por los auriculares cuando comenzó a cantar. «Me escuchaba altísimo, era físicamente imposible saber cómo estaba cantando».

Por lo que, tras llevar un mes duramente centrada en «su voz» y «su baile» para la canción, confió en las vibraciones que sentía para no desafinar. Ha recalcado que estaba «muy contenta» con lo que había preparado y no desafinó en ningún ensayo previo.

Ha asegurado que es algo «muy frustrante» e «injusto» que lleva días martirizándola. «El equipo ha sido muy profesional y fue un fallo que yo no podía controlar», ha recalcado.

También ha confesado que hubiera deseado llegar a la final solo para poder haberse redimido tras una actuación de la que, a pesar de las críticas positivas, no guarda buenos recuerdos.