Acosan al párroco de Benajarafe: «Negro, te voy a cortar la cabeza para que no te levantes mañana»

El padre Jesús lleva ocho meses sufriendo amenazas, insultos xenófobos e intentos de agresión por parte de un grupo de jóvenes

El padre Jesús ya no sabe qué hacer. Desde que fue nombrado por el Obispado hace ocho meses párroco de Benajarafe y Chilches está viviendo un auténtico calvario. Le han pinchado las ruedas de su coche varias veces, le han roto el espejo, se lo han forzado y robado en su interior y lo han golpeado. Han roto parte del tejado de la vivienda parroquial. Han entrado en el patio, donde han roto botellas de vidrio y sillas, así como una cámara de vigilancia. También le han roto la verja, han golpeado y dañado las persianas de aluminio de la casa del cura. Han aporreado la puerta de la vivienda a las tres de la madrugada exigiéndole dinero y amenazándole por haber llamado a la policía, informa Diario Sur.



«Negro, te voy a cortar la cabeza para que no te levantes mañana». «Negro, te vamos a cortar la lengua para que te marches de aquí». «Puto cura». Estas son sólo algunos de los insultos que le profieren cada vez que le ven.

Pero además le han realizado pintadas, también insultantes, en la fachada de la parroquia y hace sólo dos días uno de los jóvenes, a pleno día, intentó agredirle sin mediar palabra. «Me tuve que meter corriendo en mi coche y coger el móvil para grabar un vídeo, lo que le llevo a desistir», relata. Asimismo, le han tirado piedras y en el entorno de la parroquia también han roto cristales en el centro de salud, en cuyas paredes exteriores orinan y defecan.

Los feligreses tampoco se libran de los insultos de los autores de estos hechos, mayoritariamente menores y jóvenes de la localidad y otras poblaciones cercanas que se reúnen justo delante de la iglesia y la casa parroquial para beber alcohol y consumir estupefacientes, según afirma.

«A una mujer mayor que venía a misa le dijeron: ¡vieja, vete de aquí! Mucha gente ha dejado de pasear por las noches por esta zona por miedo», asegura el párroco, que tiene 37 años.

Natural de India

Jesús es natural de la India. Se encuentra en España desde 2014. Llegó a Málaga sin saber nada de español. Durante todo este tiempo ha logrado aprender el castellano a la perfección. «No sabía decir ni hola. Hablaba inglés y mi idioma natal, el tégulu. Estuve unos años de ayudante en una parroquia de la Carretera de Cádiz, en la capital, hasta que en septiembre de 2018 me nombraron párroco de Benajarafe y Chilches», relata. Ayer, además, recibió el nombramiento de párroco de Cájiz. «Llegué con mucha alegría y dispuesto a trabajar por estos pueblos», afirma todavía emocionado.

Una de sus primeras medidas como párroco fue ampliar los horarios y días de los oficios. Sin embargo, debido al miedo de los vecinos, cada vez son menos los feligreses que acuden a la misa, sobre todo durante la tarde, que es cuando se reúnen los jóvenes fuera de la iglesia.

Ha puesto varias denuncias ante la Comisaría de la Policía Nacional. Ha llamado en numerosas ocasiones a la policía. Ha hablado incluso con los menores y con algunos de sus progenitores, pero sin éxito. «Llamo a la policía y cuando vienen los identifica y los echa de aquí, pero cuando se va la patrulla regresan mucho más violentos. ¡Sabemos que los has llamado tú. Te voy a cortar la lengua!, son algunos de los gritos que hacen, además de aporrearme la puerta de madrugada», lamenta.

Según señala, el anterior párroco era un hombre mayor que estuvo al frente de la parroquia hasta los 86 años, pero que por no soportar a los jóvenes, vivía en Málaga en lugar de en la casa parroquial y «venía sólo los fines de semana. Yo quiero estar aquí para atender mejor a los vecinos de este pueblo y porque pienso que si me voy será mucho peor», afirma.

Jesús no quiere que le hagan fotografías. Teme las consecuencias y la reacción de los menores contra su persona. «Ellos saben quién soy, pero no quiero más amenazas», argumenta.

Recuerda que uno de los primeros incidentes que sufrió con este grupo de menores y jóvenes se produjo al principio de llegar a Benajarafe. «Empezaron a pegar en la puerta de la casa parroquial una noche y me pidieron dinero y si no se lo daba que me fuera. Yo les decía que les daba comida y ropa, pero no dinero. La respuesta era que querían dinero, que si no se lo daba me robarían. Una mañana me encontré que me había forzado el coche y me habían robado las gafas que llevaba, unas monedas y otros objetos», señala.

Según su relato, la situación se fue agravando cada vez más. «Empezaron los insultos xenófobos, las amenazas, las pintadas, los daños en la casa parroquial y el coche. Antes empezaban a reunirse sobre las 18.00 horas, ahora están aquí desde las 15.30 y se quedan hasta las tres de la madrugada. Si antes eran una docena, ahora son más de 30. El problema es que no tienen miedo porque la policía no les hace nada debido a que son menores», declara sin llegar a entenderlo.

Asimismo se queja de que se meten con los niños que pasan por la zona o van a las actividades de la parroquia. «Les han tirado hasta botellas y las madres dicen que si no estoy no les deja que vengan a catequesis», cuenta. Desde su nombramiento, en la parroquia hay misa diaria, actividades pastorales y otros actividades, lo que agradecen los vecinos.

Los hechos los ha puesto en conocimiento del Obispado, que le ha aconsejado, según cuenta, que lo denuncie y que si la situación empeora traslade su residencia a Málaga. Jesús asegura que no tienen intención de irse. De hecho, piensa seguir en la casa parroquial porque «no merecería ser sacerdote si tuviera miedo», aunque le entristece la situación.

Fuentes de la Comisaría de la Policía Nacional y de la Policía Local han señalado que tienen abierta una investigación y han reconocido que no sólo es el cura el único al que están «incordiando», sino también a más gente.




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