El Gobierno andaluz reivindica que Andalucía es “una comunidad imparable, unida y abierta”.
El Consejo de Gobierno ha aprobado una declaración institucional con motivo del Día de Andalucía, que se celebra el próximo lunes 28 de febrero, en la que defiende el crecimiento de Andalucía y el espíritu solidario como rasgo distintivo de los andaluces a lo largo de la historia y cualidad imprescindible de las sociedades avanzadas.
El Gobierno andaluz reivindica que Andalucía es «una comunidad imparable y abierta a todos». En ese sentido, «ante las situaciones complejas y difíciles» de nuestro tiempo «como la pandemia, la guerra en Centroeuropa o los efectos del cambio climático y las vicisitudes económicas vinculadas a la producción y al suministro de energía», el Ejecutivo insta a los andaluces a «dar lo mejor de todos nosotros» y a «mantener el espíritu de comunidad que nos define y que es propio del nuevo andalucismo».
Texto íntegro de la declaración institucional:
Andalucía es más que un territorio, más que unas líneas trazadas en un mapa, más que una realidad geográfica o política medible y cuantificable. Es, además y, sobre todo, una expresión de humanidad. Es una certeza, una convicción, una fuerza colectiva, una filosofía del compartir y el avanzar, una forma honda pero sencilla de ser y de estar en la que importa la generosidad, el talento, la bondad, la paz, la tolerancia, la verdad, la capacidad de asombro, la fascinación, la apertura de mente hacia los cambios sociales que continuamente experimentan las sociedades avanzadas, en su evolución. Andalucía, construida históricamente por gentes de todas las procedencias a base de inquietudes, utopías y anhelos, es una forma de amar, de sentir, de convivir, de confiar en la vida, de creer en el otro, de encarar el presente, de superar el pasado, de soñar el mañana. Por eso ahora, ante la llegada de un nuevo 28 de febrero, la gran fiesta del Día de Andalucía se nos presenta no como una mera celebración territorial de reivindicación de lo propio frente a lo ajeno con un pie en la entelequia y otro en la melancolía, sino como el goce profundo y real de pertenecer a una comunidad imparable y abierta a todos, en cuyos rasgos esenciales nos reconocemos a nosotros mismos y donde encontramos nuestro hogar. Esa Andalucía está en cada rincón y cada casa de nuestras ocho provincias, pero también en cualquiera de las comunidades andaluzas en el exterior, en la mirada o en la memoria de cualquier andaluz orgulloso de serlo, esté donde esté.
Conforme pasa el tiempo, cambian las exigencias y crecen los retos a los que, como sociedad moderna, nos enfrentamos. La realidad del mundo globalizado cambia deprisa y, a menudo, de forma inesperada, y nos propone nuevos desafíos para los que las soluciones, en muchos casos, aún no están inventadas o requieren sacrificios y un esfuerzo de osadía y de imaginación. Por eso es fundamental la actitud con que nos asomemos a la vida. Tras haber conocido situaciones complejas y difíciles, como la reciente pandemia, la guerra en Centroeuropa, los efectos del cambio climático y las vicisitudes económicas vinculadas a la producción y al suministro de energía, entre otras, los andaluces vivimos actualmente un proceso de profunda transformación que requiere lo mejor de todos nosotros, que ansía el liderazgo, que es respetuosa con el entorno y que hemos emprendido llenos de esperanza y de convicción en las propias capacidades. Y ello es posible gracias a que compartimos ese espíritu de comunidad que nos define y que es el propio del nuevo andalucismo. Son, a decir verdad, tiempos complicados que, desde el último 28-F hasta ahora, han tenido y tienen un impacto serio en la economía de las familias, en las esperanzas de progreso de Occidente, en la confianza ante el futuro; tiempos que dejan a su paso problemas severos en muchas familias, que inciden siempre en los más vulnerables, que amenazan las conquistas de la igualdad y que requieren una especial sensibilidad hacia los más expuestos, hacia quienes más necesitan de ayuda, aliento y comprensión, hacia los mayores. Por eso es importante la voluntad, la actitud, la fortaleza, la determinación, pues solo una comunidad fuerte, solidaria y decidida es capaz de enfrentarse a acontecimientos que exigen lo máximo de todos, y superarlos. Andalucía está dispuesta a ser esa gran comunidad en situación de responder, con su mejor versión, a dificultades como las que en los últimos años se han venido sucediendo.
En estas circunstancias, el Día de Andalucía es más que una celebración; es una propuesta, un llamamiento enardecido, un acicate para mantenernos a la altura de las exigencias. Y para ello convocamos a todos los andaluces, sin excepción, por encima de toda discrepancia y hermanados por este propósito, a que demos un nuevo paso adelante por nuestra tierra. Por lo que somos. Por lo que amamos. Por Andalucía.
Esa es la comunidad a la que pertenecemos. La comunidad de los sueños, de las esperanzas, de las realidades, del talento, del trabajo, de la generosidad y de la fe en nosotros mismos. En ella nos reconocemos y a ella nos encomendamos, llegada esta fecha, bajo el precioso y evocador nombre de Andalucía. Esta es la palabra que nos indica el camino. Y la que nos invita a recorrerlo juntos.
Feliz 28 de Febrero. Feliz Día de Andalucía.
