Entre las célebres Úbeda y Baeza y la populosa Linares, en la provincia de Jaén, existe una isla paradisiaca en medio de un mar de olivos. Es Canena, la ‘Puera de La Loma’, comarca que engloba doce municipios.
Por Francisco Gálvez
El viajero puede descansar y recuperar fuerzas en el Balneario San Andrés, de remotos orígenes romanos, con cuyas aguas se ha tratado desde el estrés al reumatismo.
En la actualidad, se puede reservar un apartamento o, si lo prefiere, una encantadora casita de madera y prepararse una buena agenda de chorros termales, masajes, saunas o baños en la piscina climatizada o algún programa que los expertos del balneario han preparado para satisfacer la demanda de los viajeros.
Una vez acomodado, el viajero puede visitar el castillo palacio del siglo XVI, atribuido al genial arquitecto Andrés de Vandelvira, en un asombroso estado de conservación que lo sitúa entre los mejores de Andalucía. De hecho, en 1931 ya fue declarado Monumento Nacional y, en la actualidad, es un Bien de Interés Cultural (BIC).
De planta casi cuadrada, se acota con dos grandes torres que protegen los ángulos en su fachada principal y otras dos, de menor envergadura, aparentemente incompletas, en la parte opuesta, todas ellas circulares. Sobresale la imponente torre del homenaje, ésta de planta cuadrada.
Canena guarda algunos tesoros de singular belleza arquitectónica que también se pueden visitar en la ruta por las calles del pueblo. La iglesia parroquial, de estilo renacentista; la ermita de la Virgen de los Remedios, cuya construcción fue sufragada con limosnas y se prolongó desde el siglo XV al XVIII.
O podemos salir del pueblo y dirigirnos al vecino Rus para visitar el único hipogeo visigótico del sur de España, el oratorio rupestre de Valdecanales, Monumento Histórico-Artístico de indudable valor patrimonial que se remonta a los siglos VI y VII.
Una vez satisfecha la visita cultural, el viajero podrá satisfacer sus gustos culinarios con la excelente gastronomía local, con platos como el arroz con conejo, la cazuela (torta hecha con hortalizas, piñones y ajonjolí), las conocidas como empanadas de viernes o las sabrosas alcachofas con panecillos. No se puede olvidar, como es natural, del aceite de oliva de primera calidad del lugar.
No olvide visitar el curioso Museo de las Telecomunicaciones, que se nutre de las aportaciones de muchos hijos de Canena que han trabajado en el sector y de las piezas y equipos donados de por la Fundación Telefónica. El museo incluye equipos, muchos de ellos en funcionamiento, que abarcan casi todas las disciplinas de las telecomunicaciones asociadas al servicio telefónico.
