¿Dónde y con quién viste el España-Holanda hace 9 años?

El 11 de Julio de 2010 es una fecha mágica, histórica y que ha quedado grabada con letras de oro para el fútbol español. La Selección, la de todos, lograba el titulo de la Copa del Mundo, se proclamaba en Sudáfrica, Campeona del Mundo, tras ganar a Holanda en un partido de gran emoción y que se dilucidó en la prórroga con el gol de Iniesta cuando la final parecía abocada a los penaltis. ¿Recuerdas que hiciste, donde estabas, con quién lo viste, y como lo celebraste?

 



Santiago Segurola, lo contó así en Marca:

Con un pie sobre la baranda y una emoción incontenible, Iker Casillas levantó la Copa del
Mundo flanqueado por un equipo maravilloso. En un partido áspero, tolerado por un árbitro incompetente, España resumió su difícil aventura en Sudáfrica. Se sobrepuso a todas las dificultades, aguantó la violencia de Holanda, buscó su momento y lo encontró en un remate para la historia, un derechazo de Iniesta a última hora, con el tiempo casi vencido. Ese gol definirá para siempre la historia del fútbol español.
La final parecía destinada a la rueda de penaltis, un calvario que España no merecía. Holanda venía avisada de la exhibición frente a Alemania y estableció una estrategia desagradable.
Decidió intimidar a los jugadores españoles con una violencia canalla. Nunca ha sido su estilo. Se reveló como un equipo destemplado, sin ningún interés por medirse con España en el juego. En realidad, sólo prolongó su agonía. A dos minutos del final de la prórroga, Iniesta recibió un excelente pase de Fábregas y reventó la pelota. Es curioso como algunos jugadores se salen de su perfil para protagonizar momentos inolvidables. Iniesta es la apoteosis del toque, la clase, la finura. No es un goleador, ni mucho menos un rematador
de raza. A veces parece que siente vergüenza ante el gol. Sin embargo, los dos tantos que marcarán su carrera han sido con estilo. Stekelenburg desvió un temprano cabezazo de Sergio Ramos. Una volea de Villa se estrelló contra el lateral de la red. Las oportunidades llegaban puntuales, pero con menos frecuencia que las patadas de los holandeses. Webb es un narciso que necesita una cuota de protagonismo que no le corresponde. Un mal árbitro ayer y casi siempre. Toleró las embestidas de Van Bommel, convertido en un cazador de tobillos durante todo el Mundial. Permitió una agresión brutal de De Jong a Xabi Alonso.
Equilibró sin ningún motivo las tarjetas hasta que el asunto era irremediable. Webb estuvo a punto de destruir la final. El plan intimidatorio de Holanda le rindió beneficios. Mediada la primera parte, el encuentro era una guerra donde sólo golpeaba un equipo. Era imposible dar tres pases seguidos.
El partido se volvió tan desagradable que sólo quedaba espacio para los detalles. Para eso vivió Holanda toda la noche, para encontrar una rendija y aprovechar algún contragolpe. Tuvo dos que parecieron mortales. Los protagonizó Robben, veloz como nunca. Casillas salvó milagrosamente el primer mano a mano. Era el comienzo del segundo tiempo. Más tarde, volvió a aparecer como en sus mejores noches para negar otra oportunidad al extremo holandés. La violencia cortó el habitual juego de España, pero no tanto como para negar su superioridad. Por cada ocasión holandesa, hubo dos de los jugadores españoles. Y la iniciativa fue incontestable. Perteneció a la seiguales: dos tiros inapelables, rabiosos, de última hora. Uno fue en Stamford Bridge. El otro, en Soccer City, a las puertas de Soweto. El gol cerró un Mundial que se pareció al último partido. España comenzó el torneo con dificultades imprevistas, superó todas las dificultades, se agarró al ingenio de sus mejores futbolistas Villa en los primeros partidos, Casillas cuando fue exigido de verdad, Iniesta y Xavi en los dos últimos choques – y venció a todos sus rivales. Fue un equipo sufrido cuando le tocó hacerlo, siempre paciente, lleno de una convicción admirable. Esa convicción la mantuvo en la durísima final. El gol de Iniesta manifestó todas las cualidades de un conjunto extraordinario.

 




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Paseo Marítimo Levante, 36, Torre del Mar

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