La sala 8 del Tanatorio de la Esperanza, ubicado junto al cementerio de Vélez-Málaga, se quedó pequeño para despedir a Fidel Jimenez Marín en su último adiós.
Desde que el cuerpo sin vida llegó a media tarde del martes al tanatorio veleño han sido cientos las personas que han acudido a darle el pésame a los padres, Montse Marín y Fidel Jiménez, y al resto de familiares y amigos del joven submarinista veleño que se ahogó en aguas entre Conil de la Frontera y Barbate el pasado 22 de julio. Una embarcación de recreo de matrícula inglesa localizó el cuerpo flotando en alta mar el lunes a diez kilómetros de donde desapareció tras 15 días de búsqueda por parte del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, Salvamento Marítimo e incluso sus propios amigos.
Con una masiva presencia de vecinos que han querido darle su último adiós, en la tarde de ayer tuvo lugar la misa funeral, oficiada por el párroco de la iglesia veleña de San Juan Bautista, Francisco Sánchez, y posteriormente el cuerpo ha sido incinerado, para serle entregado a los progenitores, que confirmaron su intención de devolverlo al mar, su gran pasión, dentro de unos días en un acto íntimo.
Por su parte, las banderas de la fachada principal del consistorio veleño ondearon a media asta y con crespón negro, tal como acordó la Junta de Portavoces.
La familia ha querido trasmitir una vez más su más sincero agradecimiento por las muestras de cariño y solidaridad al pueblo de Vélez-Málaga.
«Han sido 15 días de terribles sufrimiento en la búsqueda y que a partir de ahora nuestro dolor lo tenemos que adaptar a vivir sin su presencia, pero siempre tendremos sus maravillosos recuerdos, su alegría, su sonrisa, su cariño, su mirada, su lucha o ganas de superación, eso nadie nos lo podrá quitar, eso es nuestro.Gracias a todos y todas.»
Fotografía de cabecera: Eugenio Cabezas (Diario Sur)
