Samuel E. Wright, actor nominado al Tony y famoso por prestar su voz al cangrejo Sebastián en la película animada de Disney La sirenita, ha fallecido a los 74 años.
Su hija ha dado a conocer la noticia en The Hollywood Reporter, en donde ha informado de que el intérprete murió el lunes por la noche en su casa de Walden, Nueva York, tras tres años luchando contra el cáncer de próstata. Y según publica 20 minutos.
Wright, toda una estrella en Broadway, debutó en 1971 en Jesucristo Superstar. También protagonizó el musical Pippin y fue nominado dos veces al Tony, la primera vez en 1984 por The Tap Dance Kid, y la segunda en 1997 por dar vida a Mufasa en la obra El Rey León. En pantalla, uno de sus primeros papeles principales fue en la serie Ball Four (1976), aunque también participó en Bird, de Clint Eastwood, El show de Bill Cosby, Ley y orden o la película animada Dinosaurio, de Disney.
Sin embargo, el papel que lo catapultó fue, como mencionábamos, el de Sebastián en La sirenita (1989) y su secuela, La sirenita 2: Regreso al mar(2000). En la comunidad hispana se suele identificar la voz del cangrejo con el doblaje a cargo de Michael Cruz, quien le puso voz en la versión latinoamericana; años después se realizó un nuevo doblaje español donde el papel se repartió entre Juan Perucho en los diálogos y Vicente Borland para las canciones.
Samuel E. Wright también prestó su voz al cangrejo en la serie precuela de la saga y en otros shows de Disney como Marsupilami y House of Mouse. La última vez que puso voz al personaje fue en 2008, en otro proyecto directamente para vídeo: El origen de la sirenita. Además, como Sebastián, interpretó las versiones ingresas de los emblemáticos temas Bajo el mar y Bésala; la primera valdría al compositor Alan Menken y al letrista Howard Ashman el Oscar a mejor canción.
La localidad vecina de Montgomery también ha querido despedir a Wright, que ayudó a crear el conservatorio Hudson Valley: «Sam y su familia han tenido un gran impacto en la juventud de Hudson Valley inspirándolos siempre a llegar más algo y excavar más profundo para convertirse en la mejor versión de ellos mismos», se puede leer en su página de Facebook: «Además de su pasión por las artes y su amor por su familia, Sam era conocido por entrar en una habitación y traer pura felicidad a aquellos con los que interactuaba. Le encantaba entretener y hacer reír a la gente».
