María del Carmen Jiménez se jubila a los 66 años después de más de 30 como maestra.
María del Carmen Jiménez se ha hecho viral a partir de la publicación del vídeo de su despedida del colegio de Torre del Mar donde es profesora desde hace 16 años, pero esta maestra ya era un referente en su localidad por sus lecciones de vida. «No sé si les habré enseñado algo, pero quererlos los quiero con mi propia vida», reconoce emocionada Mari Carmen.
A sus 66 años ha tenido que decir adiós a una de las cosas que más quiere en el mundo: sus alumnos. «Es una vida entregada a los niños. Los he querido y los quiero mucho. Aún tengo mucha pena porque llevo meses muy triste. Cada vez que terminaba una materia me decía a mi misma: ya no la vas a volver a dar nunca más. Estoy regular anímicamente, la verdad», cuenta al diario digital Nius la profesora de Religión con unas palabras que muestran lo duro que ha sido este curso académico para ella.
«Cuando estaba en clase de repente los alumnos me decían: profe, que ya son las 12:15. Y a mi me parecía que la clase ni había empezado, se me pasaba el tiempo volando. Por eso les dije que el último día cogería el reloj. Lo rompí, lo rompí con rabia y diciendo: tú eres el que me robaba a mis niños», explica la maestra malagueña entre la risa y la emoción. Lo que no esperaba es que sus lecciones darían la vuelta al mundo a través de las redes sociales. «Veo que a las redes les falta cosas bonitas, corazón, cariño». Y han sido las redes las que le han devuelto a ella todo ese cariño.
En cuanto su hijo, Francisco Javier, subió a redes el vídeo que habían grabado sus alumnos a su madre, antiguos alumnos, compañeros e incluso estudiantes, o no, de toda la geografía española han aplaudido a Mari Carmen, a su entrega, a sus palabras, a su gran corazón, ese que cualquiera puede apreciar a los cinco minutos de cruzar unas palabras con la maestra malagueña.
«Hay mucha historia detrás de cada niño», reflexiona Mari Carmen pensando seguro en nombres y apellidos que en más de 30 años de docencia han pasado por su aula e, incluso, por su propia casa. «Lo digo en el vídeo y lo digo a quien quiera, ya todo el mundo sabe dónde vivo. Ahí tienen su casa. Les abriré encantados, escucharé y ayudar a quien crea que me necesita», dice dispuesta.
