Vídeo: Historia de «Bring Me a Little Lovin», el gran éxito de Los Bravos que ha recuperado Tarantino

La respuesta al tráiler de Once Upon a Time in Hollywood, la novena película de Quentin Tarantino, con Leonardo DiCaprio y Brad Pitt como protagonistas, ha sido unánime. A diferencia de lo que sucedió con los primeros carteles, ha servido para generar todavía más expectativas alrededor del que, si cumple su promesa, sería el penúltimo filme del cineasta. Sin embargo, en España un detalle hizo que se desviara toda la atención del reparto estelar, la espectacular ambientación de Los Ángeles de finales de los 60 o el acceso sin restricciones a la parte trasera de la industria cinematográfica de aquella época. Bring a little lovin‘, la popular canción de Los Bravos, es el tema que marcaba el vibrante ritmo de este adelanto del filme.

Que Tarantino es un melómano con un gusto exquisito, un instinto finísimo para combinar música e imagen y también un conocimiento enciclopédico es algo archisabido. Desde que hiciera Reservoir Dogs o Pulp Fiction, las colecciones de canciones que ha seleccionado para sus películas se han convertido en recopilatorios imprescindibles que han trascendido más allá de las pantallas. También había dejado claro que su infinita colección de vinilos no entendían de fronteras o géneros; en Kill Bill: volumen 2 utilizó Tu mirá, de Lole y Manuel, en una escena clave de la película.



Que en Once upon a time in Hollywood el director haya contado con Bring a little lovin’ de Los Bravos es además un ejemplo de coherencia cronológica. La acción de la historia está ambientada en Los Ángeles en el verano de 1969, exactamente un año después de que este tema ocupara ocho semanas seguidas discretas posiciones en las listas de Billboard.

Practicamente al mismo tiempo, Los Bravos estrenaban en nuestro país su película, Dame un poco de amooor…!, una aventura ligeramente sicodélica dentro de los canones yeyés que se permitían en aquella España de Franco. Dirigida por José María Forqué, su título era una traducción libérrima de Bring a little lovin, que servía como tema central de un filme que no tuvo el éxito de la anterior Los chicos con las chicas (1967).

Los Bravos eran, como la mayoría de grupos pop de la época, un artefacto prefabricado por un productor musical, en este caso, Alain Milhaud. El suizo fundió a una banda madrileña, Los Sonor, y con los mallorquines Mike and the Runaways, cuyo carismático líder, el alemán Mike Kennedy, aportaba ese toque internacional y cosmopolita que les abrió el mercado extranjero. Milhaud se encargaba también de seleccionar los temas que grababan, como Los chicos con las chicas, La moto o Black is black, con el que alcanzaron el número 2 de ventas en Reino Unido y el número 4 en EE UU, y fue el primer éxito de una banda española más allá de nuestras fronteras.

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