Desde sus inicios, hablar en este país de baloncesto en silla de ruedas ha ido ligado indiscutiblemente a la figura del malagueño Gaspar Anaya Muñoz, muy conocido a todo el entorno del deporte adaptado, y ahora quieren que no caiga en el olvido sus logros, y pueda Málaga dedicarle una calle.
En su juventud, como muchos otros en esa época, Gaspar Anaya emigró a la ciudad alemana de Hamburgo en busca de trabajo. Un año más tarde, a los 25 años, sufrió un grave accidente laboral que le provocó una lesión medular dejándole parapléjico. Durante su estancia en el hospital de esa localidad empezó a practicar baloncesto en silla de ruedas como parte del programa de rehabilitación.
Ese mismo año, en 1970, regresaría a Málaga, su ciudad natal, y 3 años después, comenzaría a cimentar las bases de su gran proyecto deportivo, reclutando para el mismo jugadores a través de la entonces llamada Asociación de Minusválidos de Málaga, y de distintas instituciones hospitalarias como el Hospital Marítimo de Torremolinos.
Fue fundador en el año 1975, un año antes de que compitiera en División de Honor, del laureado club ADEMI Málaga de baloncesto en silla de ruedas, donde compatibilizó las funciones de presidente, entrenador y capitán con el dorsal 10 a la espalda. El club ADEMI Málaga fue cuna de míticos jugadores, entre ellos Antonio Henares, considerado el mejor jugador de baloncesto en silla de la historia.
Hasta la fecha, las personas con discapacidad mayormente practicaban deporte terapéutico o de rehabilitación. Gaspar Anaya, con pocos medios económicos, pero con muchas ganas e ilusión, supo inculcar en sus jugadores el amor por este deporte y una identidad ganadora. Los jugadores luchaban por superarse. Sus limitaciones físicas no eran obstáculo para triunfar y llegar a lo más alto.
Fue gran jugador, Gaspar Anaya participó en el Europeo del 78 en Francia, pero sus innumerables éxitos llegarían como entrenador en un equipo que contaba en sus filas con los jugadores malacitanos Salvador Nuñez, Salvador Zurita, Joaquín Recio, Manuel Pérez Luna y Antonio Henares, todos ellos asiduos en las listas de la selección española.
Veintidós años dedicados en cuerpo y alma a este deporte, que se reflejan en un currículum deportivo envidiable. Desde sus comienzos como técnico, hasta la fecha de su retiro allá por 2005, cabe destacar 12 títulos de Campeón de Liga, 10 Copas de S.M. el Rey, 7 Copas de Andalucía y su participación hasta en 8 ocasiones en la Copa de Europa, quedando en varias ocasiones en un meritorio 4º puesto de esta competición internacional.
Su trayectoria deportiva le llevó a asumir el cargo de seleccionador nacional en las Paralimpiadas de Holanda´80, Seúl´88 y Barcelona´92.
Este meritorio palmarés obtuvo el reconocimiento de las instituciones. Así el club de baloncesto en silla de ruedas “ADEMI” recibió el nombramiento de “Hijo Predilecto de la Ciudad de Málaga” y, también de manos de su Majestad el Rey de España, el premio “OLIMPIA” en 1985.
En 2008, en la Gala Anual de la Federación de Periodistas Deportivos de Andalucía (FPDA), se le concedió el premio a los “Valores Humanos” por su trabajo deportivo con los discapacitados en Málaga.
En abril de 2014, en el transcurso de la final de la XXXVI Copa de S.M. El Rey que se celebró en su Málaga natal, recibió por parte de la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Física el premio “Juan Palau” por su trayectoria deportiva y en reconocimiento a su labor en favor del deporte de personas con discapacidad.
Gaspar Anaya, como estandarte del baloncesto en silla de ruedas durante sus años al frente del club ADEMI de Málaga, nos deja un legado tanto en lo deportivo como en lo personal. Con su pérdida no sólo se marchó una persona vitalista, que siempre dio lo mejor de sí y que vivió por y para el deporte que tanto amaba, sino un gran ser humano que contribuyó a dar visibilidad al colectivo de deportistas con discapacidad. Gaspar Anaya falleció el 13 de junio de 2015 en Málaga.
