Los vecinos de Ardales evitan un atraco a punta de navaja y retienen a los ladrones

Los gritos de la dueña de la tienda asaltada alertaron a varias personas que persiguieron y acorralaron a los sospechosos

Entre los vecinos que se cruzaban paseando por las estrechas calles y pronunciadas cuestas de Ardales no se comentaba otra cosa que el atraco a ‘la tienda de las niñas’. Solo unas horas antes ellos mismos habían sido los protagonistas de la heroica historia de solidaridad de un pueblo con los suyos. Lejos del bullicio impersonal de las grandes ciudades, nadie permaneció impasible cuando dos delincuentes entraron en el local y, a punta de navaja, intentaron atracar a una de las dueñas del negocio. Intervinieron y evitaron el robo, tras lo que consiguieron retener a los sospechosos hasta la llegada de la Guardia Civil.



Todo ocurrió en Acrópolis, según informa Diario Sur, un pequeño negocio de alimentación al que los vecinos conocen como ‘la tienda de las niñas’. La llaman así por sus propietarias, dos jóvenes del pueblo que alquilaron el local y hallaron en él su humilde forma de ganarse la vida.

Por eso, cuando en la tarde del pasado martes un hombre entró en la tienda y le sacó una navaja a una de las dos propietarias para pedirle el dinero, ella no se echó atrás. Se encontraba sola en el establecimiento y no dudó en enfrentarse al atracador: «¿Tu vas a venir aquí a llevarte el dinero, que llevo desde las siete de la mañana trabajando?»

Entonces le habría empujado e intentó zafarse del delincuente, comenzando un forcejeo entre ambos. Al parecer, el segundo de los atracadores no tardó en unirse. Las fuentes consultadas por este periódico han indicado que este otro hombre esperaba en la puerta de la tienda y entró al comenzar la disputa.

Supuestamente, tiraron al suelo a la joven y le pegaron, mientras ella gritaba pidiendo auxilio. No tardaron en salir del negocio. Solo unos segundos, el mismo tiempo que necesitaron varios de vecinos de Ardales que se encontraban en la zona para acudir a la tienda y ayudar a la chica.

Los sospechosos intentaban escapar, corriendo calle abajo para llegar hasta el coche en el que, presuntamente, tenían pensado darse a la fuga tras el palo. Pero varios vecinos ya les pisaban los talones, por lo que los dos hombres se separaron en lo que se convirtió en una desesperada huida por las calles de la localidad.

Se enfrentaban a un pueblo que no dudó en unirse y actuar de forma coordinada. Muchos vecinos se asomaron a los balcones tras escuchar el revuelo, hacían de vigías e iban guiando a aquellos que perseguían a los delincuentes. Avisaron de que uno de los sospechosos se había escondido debajo de un coche, tras lo que continuó con su carrera al verse sorprendido.

Al parecer, no dudaba en mostrar su navaja, aunque también habría intentado convencer a los vecinos de que él no había hecho nada. «Os estáis equivocando de persona», cuentan testigos de los hechos que decía, aunque apuntan que, cuando veía que sus palabras no surtían efecto, volvía a esgrimir el arma blanca para mantener las distancias.

Acabó acorralado junto al campo de fútbol de la localidad, situado a unos trescientos metros del establecimiento. Un vecino evitó que siguiera huyendo, aparentemente después de que el ladrón se lesionara en una pierna tras saltar hacia un arroyo.

Poco a poco fueron llegando más vecinos, que se unieron a la actuación y consiguieron retener al sospechoso hasta la llegada de la Guardia Civil. En ese periodo de tiempo, el hombre, ya sin escapatoria, comenzó a pedir que le dejaran irse, que él «no había hecho nada» y que tenía «mujer e hijos». Siempre según los testigos, ante las súplicas, los vecinos le dijeron que si no había hecho nada dejase de correr y esperase a los agentes.

Mientras esto se producía, otro vecino alertó de que el segundo de los sospechosos –muchos de los que fueron tras el primero de ellos desconocían la existencia de dos implicados–, había emprendido su huida a pie atravesando un olivar. Por ello, otro grupo de personas se dirigió tras él, dándole alcance y reteniéndole hasta la llegada de los efectivos de la Benemérita, que arrestaron a los dos hombres acusados de un delito de robo con violencia en grado de tentativa, ya que se marcharon de la tienda con las manos vacías.

La alcaldesa de la localidad, María del Mar González, está orgullosa de la solidaridad de sus vecinos. Lo cierto es que no dudaron en echarse a la calle para defender a uno de los suyos. Ellos son los héroes de esta historia.




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