La centrocampista del Málaga, Sandra Pérez, ha decidido colgar las botas y retirarse del fútbol abatida por las constantes lesiones. Tres operaciones de ligamento cruzado y una de menisco en el último año y medio motivan a la joven a comenzar una nueva vida y a querer estudiar Fisioterapia, informa Diario Sur.
El 26 de noviembre de 2017, en un regate, la rival se llevó su rodilla por delante y se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. Ya a los catorce años, comenzó su calvario. En un entreno con la andaluza se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.
Cuando aprendió a andar, el balón ya la acompañaba. A los cinco años empezó a entender el fútbol, a los seis ya estaba federada y sólo uno más tarde, fruto de la pasión con la que su padre vivía este deporte, y en especial el Málaga, se hizo socia del club.
Sandra Pérez apuntaba maneras ya desde muy pequeña. Sus inicios fueron en su barrio, en el Morche (Torrox), primero con el equipo de su colegio y después federada en el Faro de Torrox, donde jugó con niños de hasta 14 años.
Llegó a lo más alto como malaguista y por eso, nueve años después de recibir su primera equipación, el dejar el club y el fútbol se ha convertido en la decisión más dura de su vida.
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