El instituto veleño desarrolla el proyecto ‘Soy útil’ en colaboración con la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Afadax.
Los alumnos que por cualquier circunstancia sean expulsados durante unos días del IES Salvador Rueda de Vélez-Málaga, pueden realizar acciones de voluntariado durante ese tiempo en lugar de quedarse en sus casas. La iniciativa de la dirección del centro educativo, que lleva por nombre 'soy útil', cuenta con la colaboración de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de la Axarquía (Afadax), donde los estudiantes se incorporan como voluntarios en el día a día.
Según ha relatado al periódico Málaga Hoy José Gallardo, director del IES, la medida nace con un doble objetivo, por un lado que "el castigo" redunde en beneficio para el alumno, y por otro, que se sientan interesados por la práctica del voluntariado.
"Denominamos el proyecto Soy útil porque es como queremos que se sientan. Y estamos viendo que así está siendo. No tiene mucho sentido expulsarlos a su casa una semana porque cuando vuelven están todavía más desenganchados del ritmo escolar. Allí se ponen a ver la tele o a jugar y con Afadax están aprendiendo otros valores y sienten que su trabajo tiene sentido junto a otras personas que los necesitan", explicó.
de momento han participado en la experiencia media docena de jóvenes que en diferentes periodos han sido expulsados del instituto por diferentes causas.
No todos pueden acudir a Afadax para colaborar con los trabajadores y usuarios. Desde el centro educativo se estudia el perfil de cada alumno y se pone en conocimientos de los padres por si aceptan entrar en el programa. Los estudiantes también deben incorporarse de forma voluntaria.
"Los alumnos van allí, conocen la realidad que viven algunas personas mayores y vienen muy cambiados. Toman conciencia, analizan y aprenden esas situaciones sociales, desarrollan habilidades profesionales y ganan en autoestima, autonomía personal, compromiso y responsabilidad", destacó Gallardo quien apuntó que posteriormente cuentan su experiencia al resto de compañeros.
Normalmente las expulsiones son de cinco días, así que los jóvenes acuden al centro de Afadax entre las diez y la una de la tarde para trabajar con los profesionales del centro. "Suelen llegar con mucha timidez, pero al segundo día se van abriendo y participan encantados con la dinámica de los mayores", indicó Lucía Bueno, trabajadora social de Afadax a Málaga Hoy.
"Pasan por todas las actividades y servicios que tenemos. Desde los talleres de memoria a los de ejercicio físico pasando por el apoyo que prestan a los fisioterapeutas. Se divierten muchísimo cuando juegan al bingo y son ellos quienes cantan las bolas o ayudan a nuestros usuarios con la wiiterapia", comentó.
