Una detenida y cuatro menores investigados por la «salvaje» agresión a una pareja en Málaga

Dos jóvenes que regresaban a casa fueron rodeados por una veintena de menores, en su mayoría, que los agredieron con un palo. La defensa espera que la Fiscalía de Menores abra diligencias.

Tres de la madrugada. Una pareja aparca su vehículo en el barrio de El Copo para regresar a casa cuando, a 50 metros del portal, son increpados por un grupo de unos 10 jóvenes imberbes. “¿Queréis porros? ¿Qué miráis? Mira estos dos la cara que llevan”, espetaron –según el relato de las víctimas– los adolescentes, de entre 14 y 17 años con tono chulesco. Ellos trataron de seguir su camino de vuelta, pero las provocaciones no cesaron y acabaron rodeados por cerca de una veintena de personas que, supuestamente, les propinaron puñetazos, patadas, mordiscos y hasta un golpe en la cabeza con un palo a uno de los afectados. La investigación se ha saldado, por el momento, con la detención por parte de la Policía Nacional de una mujer de 20 años como presunta responsable de las lesiones que el joven sufrió. Además, son cuatro los menores que están siendo investigados, según fuentes policiales, que ha publicado Málaga Hoy.



«Violencia gratuita y salvaje»
La noche se había tornado en una auténtica pesadilla de la que todavía, dos meses después, los agredidos tienen la sensación de no haber despertado. Tanto la familia de ambos como la abogada que se ha ocupado de defenderlos, Paloma Verdier, esperan que el caso, que está en manos de la Justicia, en fase de instrucción, derive en una “reprimenda” a la “violencia gratuita y salvaje” que soportaron. “Pedimos una condena que los resarza del daño ocasionado y vaya más allá de la indemnización que puedan recibir”, apostilla la letrada, que asegura que la Ley del Menor «no es tan flexible como puede parecer» y aboga por que la Fiscalía de Menores abra diligencias. Son siete las personas identificadas.

Las dos víctimas quieren preservar su identidad. Según el testimonio de la joven, de 21 años, su pareja, que tiene 30, trató de evitar que la situación fuera a mayores. Preguntó a los menores “si no iban a parar” y fue entonces cuando todos ellos se dirigieron hacia él en actitud amenazante. “Él me apartó al verlos acercarse. Lo rodearon y lo empujaron. La situación se puso seria y yo me quedé en la acera. Entonces cuatro de ellos vinieron a por mí y me dijeron que controlara a mi novio. Me empezaron a agredir pero pude defenderme de ese primer encontronazo”, explica ella a Málaga Hoy.

La pareja, lejos de encararse a sus agresores para evitar problemas, intentaron abandonar el lugar, pero no tardaron en descubrir de que otras “cinco o seis personas” a las que, al parecer, los autores habían avisado llegaron en motos y patinetes. “Tenía a seis a mi alrededor y una de ellas, con un palo en la mano, me dijo que había bajado a matar. Me enganchó de los pelos y caí al suelo. Entonces empezaron a subirse encima de mí, dándome bocados, patadas y puñetazos. Me fueron arrastrando por el suelo mientras me cogían de los pelos”, relata la joven, con la voz aún temblorosa. Asegura que intentó defenderse “como podía”. Eran cinco contra una.

Su pareja, a quien también habían rodeado otros de los agresores, se percató de cómo golpeaban a su novia y trató de apartar a los menores, hasta que, en un momento dado, una de las jóvenes le asestó un golpe en la cabeza con el palo que llevaba. El chico tenía una herida sangrante por la que después tuvo que ser asistido en el Hospital Clínico de Málaga. “Yo ya no sentía los golpes, ni el dolor. Parecía la escena de la típica película en la que una pareja lucha con unos villanos. Yo me desplomé, me dieron un puñetazo en el ojo y me quedé atontada en el suelo”, recuerda la víctima, que tenía, además, varios «hematomas en las piernas».

Después, según su testimonio, los agresores les rociaron un spray en la cara. Unos 10 minutos después, escucharon que alguien gritaba que la Policía estaba viniendo. El joven corrió hacia ellos para que no escaparan, mientras ella continuaba en el suelo. Los agentes se ocuparon de auxiliarlos y comenzaron una batida para localizar a los agresores, que habían huido.

Aquella noche no sería la última en la que las víctimas coincidirían con ellos. Al día siguiente, tras haber pasado la noche en el hospital, siguieron la señal del iPhone que a ella le habían robado durante la refriega y lo encontraron en una papelera. «Al levantar la cabeza, me encontré de frente a cinco de nuestros agresores. Mi hermana llamó a la Policía y los pudimos acorralar. Fuimos a Comisaría a prestar declaración», detalla la joven.

La pareja está precisando terapia psicológica para recuperarse del episodio violento que sufrieron aquel 11 de septiembre. Ella lo recuerda cada vez que se mira al espejo. «Me arrancaron muchísimo pelo, se me cayeron matojos. Detrás de las orejas ya no tengo, solo calvas», se lamenta. Ni ellos ni la Policía saben con exactitud cuál fue el motivo de la agresión. Ella está convencida de que los agresores actuaron «por diversión» y espera «que aprendan la lección». Desde que ocurrieron los hechos no ha vuelto a salir sola a la calle. «No me fío de nadie», remacha.

«Pido más seguridad en los barrios, que nos sentamos más seguros»
La madre de la joven agredida no pide «compasión ni dar lástima a nadie», pero sí exige «más seguridad en los barrios malagueños» y que los ciudadanos se puedan sentir «más seguros». «Veo bien que se mire por la economía de la ciudad, pero la prioridad de Málaga debe ser la seguridad», asevera. Otra petición es «equiparar los barrios de centros especiales para estos niños -los agresores- e intentar reconducirlos, con educadores sociales, psicólogos, trabajadores sociales, etcétera». Solo así, afirma, «disfrutarán la vida de otras maneras y no haciendo daños a otras personas».

La progenitora también ha querido felicitar al equipo sanitario del Hospital Clínico «por su buena atención», a la Policía «por su rapidez» en acudir al lugar donde se produjo la agresión y, sobre todo, a un vecino que la avisó «porque si no hubiese sido tan responsable» desconoce «cómo habría acabado» aquella noche.




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