Los hechos están en manos de la Policía Local y de la Nacional, aunque el hombre no ha podido ser identificado ya que se marchó de la zona, informa Diario Sur.
Manuel y Paloma iban hacia el Mercado de Atarazanas de Málaga paseando a su perro. Era la mañana del pasado sábado, un día normal dentro de lo que cabe, especialmente tranquilo ya que «el Centro está bastante vacío», explicaron a Diario Sur. Pero la normalidad se torció cuando llegaron a Calle Nueva y se encontraron con un turista que decidió tomarla con ellos. El hombre, que iba sin mascarilla, les escupió –sin que se dieran cuenta– y cuando le recriminaron su actitud y le dijeron que se pusiera mascarilla, comenzó a insultarles en inglés, a amenazarles y a levantar la mano con la aparente intención de golpearles.
La petición de que cumpliera la norma y se pusiera mascarilla fue el detonante de varios minutos continuados de amenazas. Los hechos fueron reportados inmediatamente a la Policía Local, a la que alertaron de que había un hombre joven comportándose «de forma extraña y agresiva». Se les acercaba por la espalda, les insultaba en inglés y llegó a llamar «puta» a la joven malagueña. Una vez reportados los hechos, por teléfono, desde la sala del 092, un agente indicaba a la mujer que no perdiera el contacto con él para facilitar su detención. En ese momento avisaron al hombre, que según explica la pareja no paraba de decirles «de todo», de que estaban llamando a la policía. «Se rió y dijo que muy bien, que llamásemos a quien quisiéramos».
Pasaron algo más de cinco minutos en los que, según la denuncia de la pareja, el turista se alejaba unos metros, volvía «con la mano levantada», se apartaba, y repetía la maniobra una vez más. No obstante, llegó un momento en el que los tres protagonistas del suceso llegaron a un callejón en el que no había gente, y la pareja decidió alejarse. «No sabíamos hasta dónde podía llegar el hombre y preferimos no correr riesgos», relatan. Al poco tiempo llegó una patrulla de la Policía Local que se entrevistó con los jóvenes, que les explicaron lo sucedido y describieron su aspecto. «Parecía ser hindú o asiático, iba vestido sin nada que llamase la atención, de forma normal, y llevaba una mochila de acampada», relatan los jóvenes.
La búsqueda inicial de los agentes no dio sus frutos, por lo que la pareja decidió subir a la casa de un familiar para dejar al perro, y ahí se dieron cuenta de lo que había sucedido. «Nosotros habíamos visto que había estado detrás nuestra escupiendo, pero pensábamos que había sido al suelo». Paloma tenía un escupitajo pegado en la parte de atrás del vestido. «Cuando lo vi sentí un asco enorme, por la saliva y por el tema del virus», reconoce la mujer.
En ese momento los afectados fotografiaron los restos de saliva en el vestido y bajaron en busca de la policía para que tuvieran constancia de lo ocurrido de cara a que eventualmente encontrasen al turista, pero «en una hora de búsqueda» no encontraron a «ni un solo agente», por lo que desistieron. «Suponemos que sería porque era hora de playa y estaban en otros asuntos, pero fue un poco frustrante, ni siquiera había en Calle Larios».
El mismo lunes, los hechos fueron puestos en conocimientos de la Policía Nacional. Ahora, la pareja reflexiona sobre lo ocurrido: «Da mucho coraje ver que los vecinos del centro estamos haciendo el esfuerzo, pasando calor, mientras que los turistas por lo general no se ponen la mascarilla»
