Había cambiado la titularidad de los suministros diez días antes de fallecer la anciana.
Pilar, la anciana a la que cuidaba, de 70 años, falleció en su casa del municipio madrileño de Leganés el pasado 30 de marzo, en pleno confinamiento, y ella, lejos de avisar a sus hijas de lo sucedido, se encargó de gestionar con la funeraria su traslado e incineración para poco después quedarse en la casa, según informa 20 minutos.
Además de okupar la vivienda, la mujer reclama a las hijas y herederas de Pilar 15.000 euros para marcharse. Una de las hijas acudió al domicilio a pedir explicaciones a la mujer sin resultado. Precisamente esta hija estaba hospitalizada por covid cuando todo esto estaba sucediendo, por lo que no supo nada hasta días más tarde cuando ella seguía ingresada -pasó 30 días en el hospital-. Cuando se enteró, su madre no solo había sido trasladada para su incineración a petición de su cuidadora sino que ésta había cambiado la titularidad de los suministros diez días antes de fallecer la anciana.
Según la hija, desde la funeraria aseguraron en la policía judicial que siguieron las instrucciones de la cuidadora, que justificó por teléfono que la mujer no tenía familia.
La ahora okupa, según los familiares de la fallecida, solo llevaba trabajando un mes y medio en la casa, donde acudía pocas horas para hacer sus labores y no tenía ni siquiera llaves del domicilio. Ahora, las hijas sospechan de los motivos de la muerte de su madre, que aseguran gozaba de buen estado de salud días antes de su fallecimiento.
