Ha ocurrido recientemente en el municipio extremeño de Guareña, informa Cadena Cope.
«Cuando Dios quiera». Así termina el epitafio de la lápida que un vecino del pueblo extremeño de Guareña llevaba guardando años en su casa hasta que le «llegase su hora», funesto hecho que aconteció esta pasada semana y que, seguramente, propiciará que esta lápida sea objeto de un litigio judicial.
Juan José Martín Retamar, que así se llamaba este extremeño, hizo cumplir su voluntad y fue enterrado bajo esa lápida en la que, además de establecer la fecha indefinida de su muerte, dejándole tal propósito a Dios; arremetía contra su hija por unos supuestos malos tratos contra el autoproclamado «buen padre».
El frío mármol acusatorio ha levantado un gran revuelo en la localidad extremeña, pues los vecinos no dan crédito a esas duras palabras contra su propia familia. Según fuentes vecinales consultadas por Cope, la hija en cuestión niega rotundamente lo inscrito sobre la piedra, alegando que el protagonista de esta extravagante historia «había perdido la cabeza». De hecho, otras fuentes aseguran que este sujeto permaneció algunos años de su vida en el centro psiquiátrico de la capital extremeña, a cuyos internos él consideraba su «auténtica familia» ya que «los de aquí fuera están todos podridos».
Esta es la historia de Juan José Martín Retamar. Un hombre que se decía atormentado hasta la muerte, y que vivió obsesionado con hacer pagar a su familia los supuestos malos tratos y vejaciones que le habían ocasionado. De hecho se había separado de su mujer y renegado de su hija, intentando desheredarlas a ambas.
Aparte del revuelo provocado entre los vecinos de Guareña, ya que los clifican como «gente normal», las graves acusaciones contra su familia presentadas en forma de lápida, están dando lugar a todo tipo de comentarios, y podrían terminar ante el juez, ya que, según algunas fuentes consultadas por COPE; la afectada estaría planteandose presentar una denuncia para retirar dicha lápida.
