La bella historia de amor de una pareja de la Axarquía que revela una carta encontrada 64 años después

Rafael, de La Viñuela, simuló apendicitis para salir del campamento Benítez tras ser intervenido y casarse a las siete de la mañana a escondidas de los padres con Carmen, de Vélez-Málaga.

La historia la relata en el periódico digital Alhama Comunicación con todo lujo de detalles y maravillosa prosa Mariló V. Oyonarte, aficionada a recuperar historias, que no ha cesado en su afán por dar con los herederos de la destinataria de la misiva desde que esta llegó a su manos y tras una ardua tarea de investigación.



Gracias a ella, una carta perdida y hallada setenta y cuatro años después de ser escrita, pudo finalmente llegar a los descendientes de Rafael Fernández González y Carmen Díaz Pacheco quienes, conscientes del excepcional hallazgo, le han revelado la maravillosa historia de amor que la carta guardaba consigo.

La pareja, jóvenes adolescentes enamorados de La Viñuela y Vélez-Málaga, superaron todo tipo de inconvenientes en mayo de la posguerra, hasta que lograron contraer matrimonio en la iglesia de San Juan Bautista de la capital veleña, aunque eso sí, a escondidas a las siete de la mañana, e iniciando una vida en común en la calle Pozos Dulces.

La carta, con matasellos del 16 de mayo de 1943, fue encontrada dentro de la estructura de madera de un mueble antiguo y su descubridor decidió, no se sabe muy bien porqué, guardarla hasta que optó por revelarle a Mariló V. Oyonarte la existencia de la misma.

En ella, Rafael, que siempre remitía las cartas a su madre para que esta se las entregase a su amada Carmen, daba instrucciones precisas a su novia sobre el plan que había diseñado para lograr escapar del campamento Benítez, donde prestaba el servicio militar y primer escollo a salvar.

Rafael fingiría que estaba siendo preso de un ataque de apendicitis. Así fue enviado al Hospital Militar donde se le extirpó un apéndice perfectamente sano y, tal y como se había figurado, tras unos días ingresado lo enviaron a recuperarse a su casa. Una intervención quirúrgica en aquellos años que tal como recuerda Oyonarte no estaba exenta de riesgo, pues por entonces a menudo acarreaban complicaciones posteriores que se agravaban debido a la escasez de medios sanitarios de los que se disponía en plena posguerra.

La carta nunca llegó, afirma su familia, a manos de Carmen. Quizás porque la madre de Rafael tuviera miedo de que se conociera que su hijo pretendía escapar del Campamento Benítez, y decidiera esconderla a buen recaudo.

Pero, según han relatado los descendientes a Mariló V. Oyonarte, la historia de la pareja no acabó ahí.

Una vez en casa, había que salvar el segundo escollo. Los padres de Carmen no estaban dispuestos a que aquella relación incipiente fuese a más. Opinaban que su hija era muy joven todavía para tener novio -la niña estaba a punto de cumplir los veinte años- y además su ayuda era imprescindible en la casa, por lo cual se opusieron rotundamente a aquel noviazgo.

A pesar de la muestra de amor de Rafael al dejarse intervenir quirúrgicamente por una enfermedad simulada con tal de estar al lado de su amada, cuando este se armó de valor y habló con el padre de Carmen para pedirla en matrimonio, la respuesta volvió a ser negativa.

Así, el 19 de septiembre de 1943, a escondidas y a las siete de la mañana, hora en la que Carmen salía para ir a trabajar, el párroco de la iglesia de San Juan Bautista, José Ariza González, los unió para siempre en unos pocos minutos. Por fin,  Rafael y Carmen eran marido y mujer.

De aquel matrimonio nacieron varios hijos y nietos. La historia completa, muy recomendada, la puedes leer en estos enlaces de Alhama Comunicación.

https://www.alhama.com/digital/myblog/caminos-gentes/10660

https://www.alhama.com/digital/myblog/caminos-gentes/10729-una-carta-para-la-eternidad-tras-la-historia-de-carmen-y-rafael-ii



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