Condenan a un cazador furtivo por matar de un disparo en la cabeza a su compañero en El Burgo

Tras alcanzarlo, el procesado dejó a su amigo malherido, ya que no le auxilió y lo abandonó en el lugar donde quedó abatido, informa Diario Sur.

Eran amigos desde hacía 25 años y aquella noche de luna llena decidieron echarse al monte para ir de caza. La madrugada acabó en tragedia, ya que uno de los cazadores furtivos –no tenían permiso para la actividad– mató a su compañero de un disparo en la cabeza tras confundirlo, según dijo durante el juicio, con un jabalí. Ahora el Juzgado de lo Penal número 9 de la capital malagueña le ha condenado por estos hechos a tres años y nueve meses de cárcel.



Ocurrieron el 21 de julio de 2019 en El Burgo. El procesado acudió con la víctima al paraje Cortijo del Pilar para cazar de noche. Sin embargo, reconoció que, pese a que sabía que debía pedir una licencia para ello, no lo hizo, y que tampoco tenía autorización del dueño de la finca.

Una vez que llegaron allí, se separaron. Sobre la 01.30 de la madrugada, el condenado efectuó el disparo, al apreciar un movimiento y sin llegar a fijar su objetivo, impactando una de las postas del cartucho detonado en la cabeza de su compañero, según se recoge en la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico.

El procesado contó en el plenario que él estaba sentado y esperaba que apareciera una pieza por cualquier sitio cuando vio un bulto «asomando lentamente» y disparó. Expuso que pensó que ahí tenía al «guarro», que se levantó y no lo vio venir por el cambio de rasante. «Era de noche y disparó al bulto, todos los cazadores lo hacen», recoge de su versión la resolución judicial.

Sin embargo, en la sentencia el juez establece que el procesado prescindió de las más elementales normas de cuidado y omitió las reglas de cautela y diligencia que exigía la actividad que estaba desarrollando y el lugar y las circunstancias en las que se encontraba al efectuar el disparo. De hecho, en el documento se hace referencia a unas declaraciones del presidente del coto de caza de El Burgo, en las que dijo que en esta actividad existe una norma que es asegurar que tiras a lo que estás viendo. Destacó la máxima: «Nunca se tira a lo que no se sabe que se sabe que se tira».

Tras el disparo

Tras efectuar el disparo, se declara probado que el cazador se acercó a la víctima, «y aún comprobando que estaba con vida, no cumplió con el especial deber de auxilio que exigía la situación». Se explica que no llamó de forma inmediata para pedir asistencia sanitaria para el herido, sino que lo abandonó en el lugar en el que quedó abatido.

En la resolución judicial, que no es firme y se puede recurrir ante la Audiencia Provincial, se explica que, tras manipular las armas de fuego, fue a pie hasta la casa de unos amigos, a los que no explicó lo realmente ocurrido, y se limitó a instarles que pidieran ayuda. Todo ello denota, según señala el juez, que la conducta del procesado tras el accidente «se vio presidida por su única preocupación de idear una versión que le permitiera eludir su responsabilidad, como así intentó hacer creer después a la fuerza policial que se personó en el lugar de los hechos».

Los guardias civiles que acudieron a la zona relataron en el juicio las contradicciones del cazador furtivo. Uno de los investigadores afirmó que «les dio una versión de como sucedieron los hechos y les dijo que la víctima se disparó de forma fortuita, como si tuviera el arma en forma de escoba sobre su cabeza». Pero expuso que, al observar el cadáver, detectaron incoherencias en ese relato, ya que el tipo de herida era incompatible con un disparo cercano.

Por todo ello, el juez considera que el procesado es responsable de un delito de homicidio por imprudencia grave y otro de omisión del deber de socorro, en el que concurre la circunstancia atenuante de reparación del daño, ya que consignó en marzo del año pasado 42.000 euros en aras a la satisfacción de la responsabilidad civil. Y es que, además de la citada pena de prisión, se le impone el deber de indemnizar a los herederos del fallecido, representados en esta causa por el letrado Ángel López Ramos, con 63.750 euros.




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