Cuando pregunto por el corazón de Europa, no lo hago por el geográfico o político. que bien podría estar en Bruselas, pregunto por el humano, por ese que durante años convirtió a la Unión Europea en ejemplo de solidaridad entre pueblos y pieza fundamental en la cooperación internacional.
Sin embargo, en la actualidad y ante la crisis humanitaria que se vive en Siria, el ente europeo y más concretamente los gobiernos de los países miembros, han reaccionado de forma despiadada, impidiendo la acogida de miles de refugiados, que esperan hacinados en campamentos, una respuesta de nuestros gobernantes.
A diario, miles de personas huyen despavoridas del polvorín en el que se ha convertido Siria. Dejan atrás toda una vida, un trabajo, un hogar, pero sobre todo la pena de abandonar la tierra que les vio nacer. Por un lado, huyen de la guerra civil, que enfrenta a defensores y detractores de la dictadura de Al Assad y por otro, de la sangrienta lucha, que el ISIS, el auto-denominado Estado Islámico lleva en suelo  iraquí y sirio. Precisamente esta última, se ha convertido en un tablero de ajedrez en el que todas las grandes potencias tienen intereses ocultos, económicos como es el caso de Rusia, militares como es el caso de los Estados Unidos o geopolíticos como es el caso de la Unión Europea. Sin embargo, todos se lavan las manos, a la hora de buscar una solución conjunta que pueda aliviar el drama que viven numerosas personas en Oriente Medio.
Ante la magnitud del conflicto, pero sobre todo, ante la grave crisis humanitaria y migratoria que estamos viviendo, los países miembros de la Unión Europea, han reaccionado de forma cobarde y miserable, haciendo oídos sordos a la llamada desesperada de miles de niños y madres, que ven como sus esperanza naufragan en el Mediterráneo o chocan con los muros de la vergüenza, esos que muchos gobiernos han levantado, demostrando que lejos quedan aquellos años, en los que la solidaridad era bandera de la comunidad europea. 
Hasta en las desgracias humanas, parece haberse instalado un doble rasero, que clasifica penosamente a las víctimas dependiendo de la nacionalidad donde se produzca el atentado, claros ejemplos fueron los ataques contra París y Bélgica, con los que el ISIS golpeó el corazón de Europa sacando el lado mas humano de su sociedad y gobiernos. Esto contrasta con la indiferencia que muestran ante los atentados que a diario se producen en Oriente Medio, una doble vara de medir, que nos deja muertos de primera y de segunda. Hasta la hora de nuestra muerte estamos tristemente marcados por condicionantes geográficos, sociales y económicos.
Mientras, la derecha europea, se frota las manos, apuntalando su discurso xenófobo a través de movimientos ultras, que ven en esta situación, una oportunidad de oro para aumentar su representación en los distintos parlamentos europeos, instalando en nuestra sociedad, peligrosos mensajes de odio sobre la inmigración en general y los refugiados en concreto.
Los gobernantes europeos, no entienden, que a la desesperación humana, no se le puede poner muros y que el sufrimiento y el dolor no entienden de fronteras, mientras tanto, a  estas horas, miles de niños, seguirán vertiendo sus lágrimas en el Mediterráneo.



Freiduría Tapería La Cañita

Para disfrutar del placer de una buena comida en un entorno privilegiado

Paseo Marítimo del Carmen, 129, Rinón de la Victoria

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