Por Mariló V. Oyonarte en colaboración con Alhama Comunicación
Todavía quedan en la Almijara lugares remotos y solitarios que fueron, no obstante, en otro tiempo, muy frecuentados por los habitantes de los alrededores. No diremos que han caído en el olvido, no -sus nombres aún se escuchan, recordados con cariño en boca de los lugareños-; pero sí que se han convertido, con el paso de los años, en parajes difícilmente accesibles si no se conoce bien la zona, porque los senderos que llevaban hasta allí casi han desaparecido debido a la falta de uso. Uno de esos parajes es el Cerrillo del Chaparral. Se trata de un privilegiado -y aislado- mirador natural desde donde se puede disfrutar de una perspectiva diferente de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, que asimismo es uno de los apostaderos favoritos de nuestro amigo Sebastián, desde donde ha conseguido algunas de sus afamadas fotografías.
Caminando por los Tajos de la Chorrerilla
La Cueva de Garzón, en el barranco del mismo nombre, fue utilizada para guardar el ganado por el último cabrero de Frigiliana, Federico «el molinero»
Sebastián García Acosta, vecino de Frigiliana, es un hombre llano y cordial, gran entendido en todo lo concerniente a esa sierra, que ha recorrido de arriba abajo en incontables ocasiones desde que era un niño. Pero además de eso, Sebastián es un acreditado fotógrafo de naturaleza y un magnífico embajador de su pueblo natal y de sus montañas, de las que se confiesa enamorado y a las que respeta profundamente.
Sebastián García Acosta
Con su primera cámara para fotografiar monteses, una Pentax de la época
Sebastián y su mujer, Ana María, con un chotillo montés en los brazos. Año 1987
En el año 1979 Sebastián consiguió hacer su primera fotografía a un ejemplar de cabra montés, precisamente en el paraje conocido como el Barranco de los Cazadores. Fue aquella una imagen de las que se obtenían entonces: con poca calidad, en blanco y negro y tomada desde muy lejos; pero ahí quedó, y fue el precedente de otras muchas, muchísimas, que, con los años, le han granjeado grandes satisfacciones y un merecido reconocimiento público. Nuestro amigo consagra todo el tiempo libre del que dispone a recorrer las montañas para localizar principalmente cabras monteses y observarlas, identificarlas, admirarlas y, por supuesto, fotografiarlas. Han pasado más de tres décadas y Sebastián continúa en ese empeño de dar a conocer a todos la belleza y singularidad de la Capra Pyrenaica, esa especie tan característica de nuestros espacios naturales.
Sebastián utiliza una cañavera que corta y prepara él mismo, para ayudarse a caminar por el difícil terreno almijareño
Oteando con los prismáticos desde Los Hoyos, en busca de un buen ejemplar de macho montés
Sebastián cuenta asimismo que las épocas que más le gustan son la primavera, cuando nacen los chotillos, y los meses de noviembre y diciembre, cuando llega el celo de las monteses. Para esas ocasiones cuenta con un reclamo especial -«pitico», lo llama- fabricado por él mismo con un trozo de chapa de resinar, siguiendo las instrucciones que le dieron antiguos cazadores de la zona. Este reclamo casero es muy efectivo, pues genera un sonido «muy fino» que imita bastante bien el que emiten los machos monteses cuando están en celo, y le facilita el acercamiento a ellos, tanto a machos como a hembras.
El Tajo del Almendrón. En sus verticales paredes ha pasado Sebastián muchas horas acechando monteses
Cerca ya del mediodía, tras un recorrido largo y difícil, llegamos a otro de los rincones mágicos para Sebastián, y punto más alto de la Sierra de Enmedio: el Cerrillo del Chaparral. Una vez arriba, comprendemos por qué le gusta tanto. Las vistas desde esa atalaya natural son impactantes: desde allí los Tajos del Sol, el Nido del Buitre, el Almendrón, la cara sur de La Cadena, el Cisne, el Cielo y las cuencas altas de los ríos Chíllar e Higuerón conforman una panorámica que quita el aliento; afortunadamente, se han disipado las inoportunas nubes que ocultaban en parte las cumbres de nuestra vista, esa misma mañana.
Panorámica desde el Cerrillo del Chaparral
El macho montés de un solo cuerno
El recién nacido se alimenta por primera vez, ya puesto en pie. ¡La próxima vez será…!
Sebastián García Acosta ha sido galardonado con el Diploma a la Conservación 2011 por el Patronato de Estudios Alhameños, además de haber realizado varias proyecciones y exposiciones con su obra en diferentes localidades, y numerosas colaboraciones en libros y revistas de caza, montaña y turismo rural, incluida la prestigiosa publicación The National Geografic.
Finalmente decidió plasmar su experiencia, admiración y agradecimiento hacia «su sierra» en un libro que mostrase a todos la belleza de sus paisajes y la riqueza y variedad de su flora y fauna. Ha sido un trabajo de muchos años, en los que no ha estado solo: su mujer, Ana María, le ha acompañado en multitud de ocasiones para ayudarlo en la localización e identificación de ciertas plantas, especialmente de las orquídeas salvajes. Ese esfuerzo definitivo, de toda una vida, se vio por fin recompensado con la publicación en el año 2011 de su obra «Tejeda, Almijara y Alhama, Parque Natural», un lujoso volumen de gran formato que constituye una extraordinaria antología de textos originales -escritos en inglés y español- e imágenes de impresionante belleza.
Sebastián firmando ejemplares, durante el acto público de la presentación de su libro en Frigiliana
http://cabrasmonteses.blogspot.com.es
Fotografías, archivo de Sebastián García Acosta y Carlos Luengo.