Al ser no perecederos permanecían desde hace meses en un almacen municipal que se ha visto invadido por una plaga de roedores
El Ayuntamiento de Sayalonga ha emitido un comunicado pidiendo disculpas por haberse visto obligado a tirar a la basura en torno a unos 20 kilos de comida procedente del Banco de Alimentos que parmenecían en un almacén municipal el cual se ha visto atacado por una plaga de ratas.
Ante las críticas recibidas por grupos políticos y ciudadanos en las redes sociales, el comunicado afirma que "el motivo de depositar los alimentos en el punto limpio ha sido por una cuestión de higiene y de evitar males mayores. Dichos alimentos se encontraban almacenados en la nave municipal para ser repartidos en los próximos meses, ya que se trataba de alimentos no perecederos. Al realizar el inventario esta semana, se detectó una plaga de roedores, que ocasionaron desperfectos en los alimentos, mal olor y por lo tanto, no se hace recomendable su entrega por los posibles problemas de salubridad que pudiesen causar. Dado que estos alimentos no se encontraban en buen estado y para evitar riesgos innecesarios se procedió en el día de ayer a sacarlos de la nave municipal y a su eliminación depositándolos en los contenedores del punto limpio".
Añade el comunicado que " estamos trabajando para erradicar la presencia de roedores en la nave municipal. Este ayuntamiento es consciente de la importancia que supone la entrega de alimentos de primera necesidad a familias necesitadas tanto de nuestro municipio como de cualquier otro, pero ante el problema de salubridad acontecido se ha decidido no proceder a su entrega. Estamos trabajando para buscar una alternativa de almacenamiento y la entrega pueda ser óptima y sin riesgos. Pedimos disculpas por las molestias y el malestar que se haya podido causar a vecinos y vecinas del municipio, comprometiéndonos a evitar esta situación en un futuro".
Iu y vecinos de la localidad han mostrado en las redes sociales su malestar por esta situación al considerar que la situación se hubiera podido evitar si una vez realizada la entrega, los alimentos hubieran sido entregados a comedores sociales o cualquier otro uso antes que dejar que se malograsen, situación que para el alcalde, Antonio Pérez, "era difícil de preveer puesto que se trataban de alimentos no perecederos que esperábamos reservar para una nueva repartida y así conseguir una mayor cantidad de comida para distribuir".
