En el caso de Reino Unido, se aplicará en todo el país durante un mes. En Portugal se aplicará durante 14 días en las localidades que superen los 240 por 100.00 habitantes.
El coronavirus COVID-19 sigue sin control en toda Europa y ante esta situación crítica el primero en llegar a este tipo de restricciones en el día de hoy ha sido el primer ministro británico, Boris Johnson, que se ha sido claro: «Deben quedarse en casa. Solo pueden salir por razones específicas, como la educación o el trabajo».
En esta ocasión las escuelas, universidades y colegios permanecerán abiertos a pesar de que la Unión Nacional de Educación (NEU) pidió que se incluyeran en este cierre. «Los datos de la ONS (Office for National Statistics) muestran claramente que las escuelas son un motor de transmisión de virus. Sería contraproducente para el gobierno imponer un bloqueo nacional, ignorando el papel de las escuelas como uno de los principales contribuyentes a la propagación del virus», señala Kevin Courtney, secretario general de NEU.
Durante un mes, comenzando desde el próximo jueves y hasta el 2 de diciembre, se prohibirán viajes internacionales y nacionales excepto por motivos laborales, además del cierre total de bares y comercios no esenciales (excepto la entrega a domicilio).
En el caso de Portugal, la medida afectará a 7,1 millones de habitantes, aproximadamente el 70% de la población lusa, y comenzará el próximo miércoles 4 de noviembre. En concreto las restricciones, el confinamiento domiciliario, afectará a las 121 localidades portuguesas con una incidencia superior a los 240 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, entre las que se encuentran las ciudades de Lisboa y Oporto.
Los ciudadanos solo podrán salir de casa para actividades imprescindibles como trabajar, ir al colegio, comprar o cuidado de personas dependientes.