Condenan a once años a un hombre por violar a una camarera de un bar y robarle la recaudación

La Audiencia de Málaga ha condenado a once años de prisión a un hombre por violar a la camarera de un bar que había rechazado sus insinuaciones y robarle la recaudación. Además se le impone la prohibición de contactar con ella o acercarse a menos de 500 metros durante 17 años y a indemnizarla por los daños morales y físicos sufridos con casi 33.000 euros.

Los hechos tuvieron lugar en Torremolinos en octubre de 2017 y al hombre se le condena por los delitos de violación, lesiones y robo con intimidación. El Tribunal incide en la «brutalidad» de la agresión sufrida por la víctima y la violencia, tanto física como de carácter sexual, ejercida por el acusado, «cegado porque la chica había rechazado sus reiteradas insinuaciones».



Así, según se declara probado en la sentencia, el acusado se insinuó varias veces a la chica, que lo rechazó, llegando él a ofrecerle dinero a cambio de un beso, algo que ella también rehusó. No obstante, el procesado estuvo en el local hasta el cierre y, aprovechando que la mujer entró en la cocina, acompañó hasta la puerta al único cliente que quedaba, tras lo que cerró.

La resolución indica que, al salir la víctima de la cocina, el procesado «se abalanzó sobre ella y le golpeó en la cara», intentando la chica defenderse, pero el hombre «volvió a golpearla, entablándose un forcejeo», llegando él a tirarla al suelo. Ella logró zafarse y trató de huir, pero sin éxito ya que el acusado le lanzó una silla que le golpeó en la espalda.

Así, fue alcanzada de nuevo por el procesado, que la agarró «fuertemente del cuello». Una vez ella en el suelo, indica la sentencia, el procesado, en «actitud amenazante», instó a la víctima a que se levantara la camiseta, diciéndole expresiones como «estate quieta que te mato» o «voy a acabar matándote»; por lo que la chica accedió y el acusado le hizo tocamientos.

«Aprovechando la situación de temor», señala, le pidió a la víctima que le diera la recaudación del bar, luego la volvió a tirar al suelo y, «a pesar de la resistencia que oponía», la violó. Una vez terminó volvió a amenazarla con matarla para que no le denunciase, aunque, «ante sus ruegos», desistió y antes de irse le dijo que «lo sucedido había ocurrido porque ella le provocaba y no había querido darle un beso».

Como consecuencia de estos hechos, la chica sufrió múltiples lesiones que precisaron para sanar un tratamiento, presentando también trastorno de estrés postraumático como secuela. La Sala destaca la «contundencia» del testimonio de la víctima, «a pesar del «desasosiego» de recordar y ante «la brutalidad de la agresión»; además de los datos «objetivos perfectamente acreditados que vienen a avalar sus manifestaciones, como los informes forenses.

Asimismo, el Tribunal considera que el acusado «miente descaradamente negando en un primer momento cualquier incidente dentro del bar y cambiando de versión en el plenario donde reconoce que la agredió con intención de defenderse porque creía que ésta, con la que dice había discutido por el importe de las consumiciones, le iba a atacar con un cuchillo».

Para la Sala esto «no resulta creíble» fundamentalmente «por el hecho de que las lesiones que la misma presentaba evidencian una brutal agresión que no es compatible con la versión que sostiene el procesado». Al respecto, añade que, además, «aprovechándose del innegable temor que provocó su actuación» en la chica, le exigió que le diera la recaudación, sin que cesara la violencia, «dejando bien claro que él dominaba la situación».

La Sala señala que no es exigible a la víctima que ponga en riesgo serio su integridad física o incluso su vida en defensa de su libertad sexual, apuntando que en este caso es «muy claro que fue la violenta actitud del procesado que golpeó reiteradamente a la chica a quien también amenazó de muerte, lo que permitió al mismo realizarunos actos de innegable contenido sexual pese a que ella manifestó claramente su voluntad en contrario».

Además, el Tribunal apunta también que las lesiones de la víctima «no revelan sino la brutalidad de la acción del procesado que, cegado porque la chica había rechazado sus reiteradas insinuaciones, toma a la fuerza lo que la misma le ha negado, prevaliéndose de su superioridad física y haciéndole ver que si no le causa más daños es porque no quiere, pues no se puede olvidar que llegó a amenazarla de muerte».

 

 




Bar Los Pescadores

Bar típico con una gran solera de pescaíto fresco bien elaborado y precios muy competentes

Paseo Marítimo Levante, 36, Torre del Mar

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