Ciega y Tal Como les Interesa…

Justo cuando estoy estrujando el mocho, escucho por la radio, en los auriculares, que los afectados por AFINSA y FORUM FILATÉLICO han vuelto a salir a la calle este mes de mayo para hacerse escuchar cuando se cumple el décimo aniversario de la estafa que dejó a miles de familias en la estacada. Me percato entonces de que era un tema que había sido borrado, eliminado, suprimido instintivamente de la memoria colectiva de todos y todas, ya no por el paso del tiempo, sino por esa idea perversa y muy peligrosa que, aún hoy y visto el análisis de algunos medios informativos (algunos), sigue coleando: “se lo tienen merecido en el fondo por especuladores, por avariciosos…”. Que ya tenemos los demás bastante con lo nuestro, que hay cosas más importantes, que “hay quién lo está pasando peor”… Y yo digo que sí, que vale… Pero también digo, un poco, que NO.
 
En una era en la que florecen como cardos de primavera los espacios radiofónicos de microeconomía, los panfletos de supuestos gurús (sí, esos que ahora resulta que lo veían todo venir; a toro pasado, por supuesto…), y los predicadores de la hucha con forma de gorrino, el mantra es ese que dice algo así como que “hay que tener mucho ojito con no poner todos los huevos en la misma cesta”. O sea, que los afectados por el fraude de los sellitos, queriendo pegar el “pelotazo” rápida e higiénicamente, pusieron todos sus parneses en una única cesta que, además, resultó ser la equivocada. Pues yo digo que “y un huevo”, oiga…
 
¿Y es que cuáles eran las otras cestas? ¿Las acciones y participaciones de Bankia? ¿Las inversiones en “preferentes”? ¿El ladrillito de marras, ese que nunca se iba a devaluar? (rellene aquí, tras la línea de puntos, con su ejemplo; son incontables: ……………….).
 
Me temo entonces que no se ha jugado aquí con estadísticas, probabilidades, tipos de interés o cuadros de amortización… Se ha jugado con algo más inmaterial, menos tangible: con la CONFIANZA. Y no voy a caer en lo de siempre, en apuntar que la confianza de esos pequeños inversores era la de “tener un futuro mejor para sus hijos, que pudieran estudiar fuera, hacer un Master, en asegurarse una jubilación decente…” (qué también, oye…); que los y las habrá que en lo que confiaban era en ganar una pasta limpiamente usando como base unos ahorros ganados limpiamente… ¿Y qué? Ah, no, que eso el pringaete de clase media lo tiene vetado. Perdón, un lapsus. Por un momento no me acordaba de que lo hijoputesco de este tinglado tan bien montado es que es un club selecto en el que sólo tienen derecho a  prosperar cuatro suertudos, y que redirige todos sus problemas, sus fallos y sus “pecados” hacia los propios individuos… Y eso no va con los que trincan y salen de la pillada CON-FIANZA y a veces sin cargos. Esos, que entre otros son muchos en los que otros muchos habían depositado su confianza, en la urna, y que ahora nos la van a pedir otra vez prestada (y con interés, este sí que sí) en unas semanas. Ustedes mismos. Y mismas.
 
Ya saben, son de esa clase de tipos y tipas que te piden confianza ciega, que te prometen que van a guardar la tijera en el costurero, mientras por detrás les mandan notitas a sus coleguis de Bruselas diciéndoles que nada, que todo okeys, que no worries y que si hay que seguir trasquilando, que se trasquila, pero que algo hay que decirle a esta caterva de confiados, que si no igual se huelen el caldo de puchero, con pringá incluída…
 
Yo, mientras, voy a seguir confiando en que entre alguien y me pise lo fregao, pero lo que ya está seco, ojo…
 



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Algarrobo, luz tierra y mar

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