Antonio Hidalgo: “Mientras estemos aquí hay que estar ‘maginando’ ”

Nos adentramos en el universo mágico de Antonio Hidalgo por cielo (insectos imaginarios y aves), mar (llamativos peces de colores) y tierra (caballitos de tío-vivo y sus Meninas)

Por Vanesa Fernández Rojas



Quizá una de las características de un artista es que pueda sorprendernos con su obra. Antonio Hidalgo, en su “universo mágico”, una vez más lo consigue. Rompiendo la pureza del blanco de la fachada del convento de San Francisco, un ave impregnada por la viveza de los colores primarios nos indica que este enclave histórico veleño está siendo invadido por la magia que fluye de la varita hecha pinceles, de las manos de un artista consolidado, reconocido, conocido y querido como es Antonio Hidalgo.

Dos figuras marinas (peces interpretados en su imaginación) nos dan la bienvenida en la antesala que nos lleva hasta el espacio expositivo.

– El Magicismo de Antonio Hidalgo…

-Desde siempre me persigue la palabra magia y fantasía. En los ochenta José Palomo, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga definió lo que él considera el «magicismo malagueño» y dentro de este estilo encuadró mi obra, que es una mezcla de realidad, fantasía, sueño y surrealismo. Ha seguido a través de las décadas.

«Quizá soy un pintor de circo. Me gusta la magia, hacer truco. Sorprender. Sorprenderme yo primero».

. La magia es color, es fantasía, fantasear (desde un punto de vista positivo) con sueños con colores, juguetes, personas. La vida es una magia. Mientras estemos aquí hay que estar maginando, imaginando y soñando. Siendo felices, al menos tratar de ser feliz y hacer feliz a los demás.

– ¿Qué engloba su “Universo Mágico”?

– Es una recopilación de casi un centenar de piezas, entre cuadros y esculturas, de diferentes tamaños, de los últimos 15-16 años. La mayoría son propiedad mía que, por su gran tamaño, he ido guardando para una ocasión como esta. A excepción de un par de cuadros, es todo obra inédita para el público.

– En la primera sala, más tradicional, están representados los clásicos: Goya, Velázquez, Rubens, casi todo el Barroco. Una interpretación, con sentido del humor, con ironía, incorporando objetos cotidianos actuales a aquellas obras maestras. En la pared de fondo se encuentra un puzle con 35 piezas que dan paso a la siguiente sala, que para mí es más festiva, más alegre, de feria o de circo, por su parte infantil o de alegría. – ¿Qué elementos incluye en sus obras?

– Recojo momentos vividos en mi infancia, los pocos juguetes que había en aquella época y que, la mayoría, yo mismo me fabricaba, inspirándome en los cómics y tebeos de entonces. Aunque no soy músico me gusta mucho la simbología, el color y la forma de los instrumentos musicales. También me gusta jugar con los personajes, al incorporarlos en perfiles de nuestra tierra, por ejemplo, en una playa, e incorpora todos los bártulos necesarios (hoy día) para echar una día de playa en familia. Hay que expresarse como uno quiere y ser valiente.

«Algunos amigos dicen que cómo a mi edad tengo la valentía de expresarme en la pintura como un adolescente».

. No me importa poner color, formas y figuras en movimiento tal y como me imagino o recuerdo, porque siempre son temas familiares. La vida es una amalgama de la experiencia de uno mismo, lo que conoce, lo que más emociona. Sobre todo de la Axarquía, donde he vivido sobre todo. Me he educado como persona y artista.

¿Cómo comienza a realizar esculturas?

-Quizá he vuelto a mi infancia en ese aspecto. Hará alrededor de 8 años cuando comencé a jugar con las formas y los materiales para crear esculturas, que denomino polimatéricas porque no están realizadas exclusivamente en bronce, sino con diversos materiales sobre una base de poliéster, jugando con arenas y colores. Figuras que se adaptan a mi forma de ser y he ido elaborando con el tiempo. Pajaritos, peces de colores (que son lo que más se están vendiendo) y caballos (con referencia a los tio-vivo) además de mis “meninas”.

«Llega un momento en el que uno quiere más alegría y color, menos problemas».

– Vélez tiene un cielo muy característico, es muy difícil plasmar su azul. ¿Por qué inunda el colorido su actual obra?

Realmente no sé por qué surgió. Quería impactar con los colores planos, primarios. Quería dar brillo y fuerza a mi obra. Quizá por el recuerdo del circo en general, de los carnavales (influido por familiares de Brasil que me han enviado muchas revistas con la espectacularidad de la fiesta allí). Llega un momento en el que uno quiere más alegría y color, menos problemas. Hubo una época, 20-25 años, que hacía unos monstruos con las caras muy feas. Figuras, deformaciones, en las que destacaban las dentaduras. Quizá por la situación política de la época y cómo la vivía desde mi juventud.

«Creo que transmito felicidad a quienes visitan la sala a ver mi obra».

-¿Qué significa para usted el arte?

-Las obras de arte tienen que transmitir emociones y si consiguen que alguien te diga que lo has conseguido estás ya compensado, ha valido la pena el esfuerzo. Ahora, por la influencia de mi familia, quiero transmitir alegría. Creo que transmito felicidad a quienes visitan la sala a ver mi obra. Todo es comunicación. Hacemos las cosas no para uno, sino para trasladarlo a los demás. Nos necesitamos todos, no vivimos aislado.

Aunque ha incorporado nuevos personajes, sus Meninas siguen siendo la figura principal y en el puzle podríamos decir que se las ha llevado de viaje…

-Mayormente son rincones de Bruselas. Uno pinta sus circunstancias personales. Conocimos a Carmen Ortigosa y desde 2007 cada dos años hacemos una muestra allí. Cuatro pintores veleños inauguramos la sala de la Delegación de la Junta de Andalucía en Bruselas por mediación de ella. También hemos estado presente en galerías privadas. Creo que Bruselas es actualmente el centro del mundo, no solo políticamente, sino económica y socialmente. Hay una gran diversidad social que se ve en los visitantes. Destaca sobre todo el cliente ruso, que son los que ahora tienen más dinero. Como anécdota de nuestra primera muestra me gustaría recordar que en el centro de la galería pusimos en el mástil la bandera de España y fue un gran reclamo para españoles que se encontraban allí.

«Me he alegrado mucho de poder recopilar todas estas obras para mostrarlas en Vélez».

-¿Cómo ve el arte en Vélez-Málaga?

En Vélez hay mucha actividad artística, en todos los sentidos, como se refleja, por ejemplo en la Semana Santa. Es un hervidero de artistas y creo que he sabido reflejar esa luz y vida que caracteriza a nuestra comarca. Creo que toda esa emoción la plasmo en mi obra. La idea de esta exposición nace por parte del Ayuntamiento. Prácticamente la organizamos en un mes. Tenía la obra, surgió, preparamos el catálogo, enmarcar las obras… aunque ese trabajo de producción a veces supone un estrés me he alegrado mucho de poder recopilar todas estas obras para mostrarlas en Vélez ya que prácticamente no las había visto nadie porque nunca habían estado expuestas. Y la verdad es que no me puedo quejar porque se está vendiendo bastante bien.

– ¿Qué balance hace de su obra?

Siempre se evoluciona. Recuerdo mis primeros pasos y he ido perfeccionando, cambiando la técnica, la materia, las formas. En los setenta pintaba muchos bodegones, con elementos bastante extraños. Siempre he pintado los paisajes veleños, con la Maroma al fondo. He vuelto nuevamente al paisajismo, incorporando personajes y jugando con las dimensiones y perspectivas.

«Si coges 3, guarda 2. Aunque conozco a algunos que cogían 3 y gastaban 4»

-Afortunadamente usted es pintor en exclusividad ¿cómo se puede vivir del arte?

No voy a hacer el comentario fácil de que se vive de milagro. Hay que moverse mucho, pero siempre algo se vende. El truco está, como en todos los negocios en la vida, en que cuando venga una racha buena no hay que gastárselo todo en vino. Si coges 3, guarda 2. Aunque conozco a algunos que cogían 3 y gastaban 4. Hay que intentar pensar y gastar lo necesario. Mi mujer ha cuidado mucho de los gastos y guardar lo que se pueda. Para hacer una exposición se necesitan muchas obras y para hacerlas hay que pagar los materiales. Nunca me he embarcado con grandes cosas. Llevo una vida sencilla. Ahora ya a estas alturas no voy a cambiar de trabajo. Solo tengo que dar gracias a Dios, ahora que ya queda poco para jubilarme. No se puede estar pendiente de los organismos públicos y las instituciones. Pueden hacer algunos encargos pero son algo esporádicos. El artista escoge esta profesión y tiene que solventarlo como sea. Esto es un no parar. Hay que moverse. Si te mueves, algo pasa.

-¿Cuál es su futuro artístico? ¿qué proyectos tiene?

Trabajamos también con la Galería María Soto y Benedito en Málaga. Tengo compromiso en colectivas, que son cuatro o cienco piezas, no el esfuerzo de una individual. De momento individuales no, aunque voy a seguir trabajando. En cuanto acabe me pondré a preparar lienzos y nuevas esculturas. Tengo muchas ideas. Porque uno siempre coge ideas de internet, los libros, otros autores… De la propia vida. Hay veces que ves una puesta de sol y dices “la pintaría”. Sales a la calle y ves cosas y quieres atrapar lo que ves. La escultura me consume mucho tiempo, me abstrae mucho. Es complicado combinar los colores abstractos, el efecto que produce, jugar con los materiales y los adornos. Es volver a la infancia, a la pureza, hacer las cosas porque sí, porque te apetece, sin darle mucha explicación, porque te sientes a gusto. Sentir una emoción. Cuando dudas intentas resolver el problema.

«Los extranjeros se sorprenden al ver mi interpretación de los clásicos».

¿Qué significa para usted volver a exponer en Vélez?

Tenía la ilusión de que se viera. A todos los artistas le gusta que su trabajo se vea. Estoy muy agradecido con Vélez. Está viniendo mucha gente, excursiones. Y la venta no está tan mal. El extranjero está viniendo mucho. Gracias a APTA también estamos recibiendo muchas visitas que se suman a los museos que hay en Vélez. Están viniendo incluso de Nerja. Se sorprenden al ver mi interpretación de los clásicos, con la incorporación de los elementos actuales. Es una crónica de nuestra época que podrá servir dentro de cien años para mostrar lo que teníamos en nuestra época, aunque juegue con personajes clásicos…

«Soy el producto de mi familia, porque en tiempos complicados son los que me han sabido sostener y darme ánimo».

Quisiera agradecer al pueblo de Vélez-Málaga, a todos los visitantes y especialmente a mi familia todo su apoyo. En cierto modo esta exposición está dedicada a ellos. A mi mujer, mis hijos. A mis padres, que me apoyaron desde un primer momento y me ayudaron mucho intentando entender la situación. Soy el producto de todos ellos porque en tiempos complicados son los que me han sabido sostener y darme ese ánimo. La profesión de artista no es fácil, como todas, pero tienes que estar concentrado, no puedes tener preocupaciones para que puedan salir las cosas bonitas. Yo he tenido esa suerte. Si no fuera por la familia y los amigos no seríamos nada. Quien no tiene esa suerte en la vida, cuesta más trabajo. Todo el que me ha rodeado lo he tenido a mi favor y eso me ha animado mucho a seguir. Y ya vamos a seguir hasta el final.

Antonio Hidalgo nos muestra su UNIVERSO MÁGICO en la Sala de Exposiciones del Convento de San Francisco. Puede visitarse hasta el próximo 12 de diciembre de lunes a viernes en horario de 10 a 14 y de 17 a 20.30h.




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